Cantigas de Alfonso X el Sabio, 1221-1284. Remedios Curativos
Eduardo Paniagua, Grupo de Música Antigua





medieval.org
Sony "Hispánica" SK 62 263

1995
2000: reeditada en Pneuma, PN-240







1. Instrumental   [3:08]   CSM 292
[Muito demostra a Virgen, a Sennor esperital]
laúd, fahl, viola, flauta, darbuga, címbalos

2. A Virgen, que de Deus Madre   [5:31]   CSM 322
PV, CS, MV, coro de hombres — laúd, chirimía, fahl, darbuga, pandero, tambor charro

3. Tantas en Santa María son mercees e bondades   [9:20]   CSM 173
ER, EF, coro de hombres — viola, flautas, pandero, campanillas

4. Instrumental   [2:51]   CSM 259
[Santa María punna d'aviir]
nay, fahl, axabeba, darbuga, sonajas, pandero, tambor de arena

5. A Virgen, Madre de Nostro Sennor   [6:19]   CSM 41
CS, PV, coro de hombres — psalterio 1, laúd, tromba marina, pandero

6. Muitos que pelos pecados que fazen perden o lume   [6:04]   CSM 338
PV, coro de mujeres — zanfona, fahl, psalterio 2, pandero, sonajas

7. En todo nos faz merçee   [3:57]   CSM 375
ER, coro de hombres — santur, psalterio 1, flauta, tromba marina, darbuga, castañuelas

8. Instrumental   [1:59]   CSM 268
[Gran confiença na Madre de Deus sempr' aver devemos]
flautas pastoriles, panderos

9. Ben pod' a sennor sen par fazer oyr e falar   [3:13]   CSM 101
ER, EF, coro de hombres — dutar, laúd, guimbri, pandero con sonajas, tabila

10. Ben pode Santa María guarir de toda poçon   [8:58]   CSM 189
MV, CS — nay, flauta, viola, ajorcas

11. Macar é door a rravia maravillosa e forte   [7:18]   CSM 393
MV, coro de mujeres — santur, flauta, pandero, palmas








GRUPO DE MÚSICA ANTIGUA EDUARDO PANIAGUA
Voces e instrumentos copia de los de la época

Coro de mujeres: Paula Vega, Clara Serrano, Montserrat Velasco
Coro de hombres: Emilio Rubio, Enrique de la Fuente, Laurentino Saenz de Buruaga

Eduardo Paniagua:
flautas a bisel, fahl, chirimía, santur, psalterio 2, darbuga, pandero, sonajas, tabila, tambor de arena, campanillas, címbalos, castañuelas, palmas
Luis Delgado, zanfona, dutar, guimbri, tromba marina, darbuga, pandero, tambor charro, ajorcas, palmas
Luis Paniagua, viola (dilruba)
Begoña Olavide, psalterio 1
Wafir Sheik, laúd árabe
Vicente Molino, nay, axabeba




Sony SK 62 263:

Diseño de portada:TRIO
Foto de portada: Miniatura de la Cantiga 81
℗ © 1995 SONY MUSIC ENTERTAINMENT (SPAIN), S.A.



Pneuma PN-240:

Portada: Miniatura de la Cantiga 81. Bandeja interior: Miniatura de la Cantiga 10
Diseño gráfico: Luis Vincent
Traducción de cantigas: Jesús Montoya y José Filgueira
English translation: Lesley Ann Shuckburgh

Sonido: Estudio "El Cometa", Torrelodones, por Luis Delgado en julio/septiembre de 2004

Depósito Legal: M-33885-2000
Distribución: Karonte, Madrid.
Producción: EDUARDO PANIAGUA • 2000 PNEUMA






MÚSICA CURATIVA


Desde un punto de vista amplio, la etnomusicología considera el elemento musical como expresión del alma de un pueblo. Contempla la música antigua como un rasgo fisionómico del "Volkgeist" herderiano. Su estudio, además de la dimensión tecno-científica, implica el diálogo espiritual, con implicación personal, a través de la música, con ese pueblo que descubre su propio rostro. El estudio de esta disciplina se convierte en un diálogo interpersonal que implica actitudes meta-científicas y meta-técnicas, es decir, metafísicas; como toda manifestación del espiritu.

En la melodía popular se manifiesta, como en un icono, la historia, el paisaje, el genio y el rostro de ese pueblo que a través de voces anónimas han dejado como en "cifra" su propia interioridad. Esta expresión cifrada es como el trampolín que nos lanza a contemplar y descubrir el horizonte inagotable del alma de ese pueblo y de esa época.

Cuando escuchamos algunas melodías antiguas o de culturas alejadas de nuestra propia cultura, a veces experimentamos como un despertar anamnésico la sintonía interior de la música escondida y dormida en lo más hondo de nosotros mismos.

La interpretación de Eduardo Paniagua no se detiene en la reproducción arqueologista de la música antigua, sino que trata de acercar a nosotros todo el universo espiritual y cultural que subyace en esas melodías y textos cargados de originalidad expresiva, como rostros que nos sonríen y se comunican con nosotros en un diálogo cálido.

En la Cantigas de Santa María, verdadero milagro cultural, donde se ha congregado una admirable síntesis de la música mediterránea, podemos sentirnos familia con pueblos que desde la lejanía y el anonimato nos envían unos mensajes cifrados cargados de contenido humano profundo.

La audición de las Cantigas no puede realizarse desde la captación fría e impersonal de un producto musical de mercado. Hay que convertirla en verdadera experiencia personal de profundidad espiritual. Hay que saber evocar el mundo medieval con toda la riqueza humana que supuso el abrazo fecundo de tantas culturas, mezclado con luchas, guerras, donde etnias vencidas se convierten en vencedoras culturalmente.

Si sabemos escuchar acompañándonos de nuestra imaginación y metiéndonos por las calles y campos medievales de la España alfonsí, si sabemos permanecer atentos a la narración de estos milagros ingenuos y sorprendentes, habremos realizado una psicoterapia profunda. Se habrá realizado el milagro de nuestra propia curación. Será como un exorcismo que nos librará de los demonios del mundo moderno donde lo verdaderamente humano está tan enfermo. Nos habremos preparado para seguir encontrándonos con mundos maravillosos a través del trampolín de la música antigua. Es que parte del alma de esos pueblos lejanos y desconocidos estaba escondida y dormida en el fondo de nuestra propia alma.

Francisco Caballero García




REMEDIOS CURATIVOS EN LAS CANTIGAS

Las Cantigas de Santa María son el monumento más importante de la monodía lírica mariana de la Europa Medieval

De las 427 obras que constituyen el índice de los cuatro hermosos códices de la época que conservamos, 356 son narrativas, relatando milagros y mediaciones de la Virgen, muchas de ellas alusivas al mundo de la salud física y espiritual. Las demás son de loor o relativas a festividades.

Las narraciones de las Cantigas están tomadas de repertorios y cancioneros que circulan por Europa, de la tradición oral de los santuarios marianos, o de la propia experiencia del Rey Alfonso y sus allegados.

Se nos cuenta las más variopintas experiencias de la vida de los hombres. Pero son relevantes las que aluden a enfermedades y a curaciones. Su descripción es, por demás,  interesante, pues reflejan entre otros detalles, formas de hacer de la medicina de la época.

La fe en el milagro nutre la esperanza, donde todo lo posible y hasta lo imposible puede hacerse realidad. Por esto, todos los pueblos han repetido de diversas formas las narraciones de milagros y curaciones. Lo que una vez sucedió, puede suceder ahora. Las Cantigas alfonsíes de curaciones milagrosas irradian esperanza y suscitan la curación del espíritu, porque robustecen la "erectio animi", como decían los antiguos.

Las Cantigas han sido llamadas la biblia estética del siglo XIII en la que todos los elementos del arte medieval, especialmente los alusivos a los instrumentos musicales, aparecen enciclopédicamente condensados.


IMAGEN




CANTIGA 292
Versión instrumental de esta Cantiga que con ritmo binario y airosa melodía introduce esta selección de obras presentando el mundo de la salud de las Cantigas de Santa María. En ella aparecen instrumentos de las familias de cuerda pulsada, el laúd; de cuerda frotada, la viola; de viento, las flautas; y de percusión, la darbuga.

CANTIGA 322. La Virgen, que es Madre de Dios.
Un vecino de Évora en Portugal, intemperante en la comida, con ansia cenaba una noche unos conejos asados, y se le atravesó un hueso en la garganta. Estuvo muchos días sin poder tomar más que caldo y agua fría. Los parientes y amigos juzgaban el mal irremediable. El día de la fiesta de la Virgen, en el mes de Agosto, dándole por muerto lo llevaron a la iglesia y lo encomendaron a la madre de Dios. Durante la misa del alba, tuvo un violento golpe de tos, y todos creyeron que espiraba; pero arrojó el hueso y quedo sano, merced a la celestial señora.
Cantiga de carácter popular de ritmo binario.

CANTIGA 173. Tantas son las mercedes y bondades que hay en Santa María.
Aquejaba grandemente a un aragonés el mal de piedra. Habiendo consultado en balde a muchos "físicos", acudió al santuario de Santa María de Salas en Huesca, y con fervor ardiente pidió su curación. Un día, al despertarse, halló en el lecho el "cálculo", tan grueso como una castaña. En el relato falta la estrofa de la visión en sueños.
Cantiga de carácter tranquilo y meditativo en ritmo yámbico que nos ofrece un curioso antecedente del famosísimo tema musical de la Secuencia "Dies irae" de la Misa de difuntos.

CANTIGA 259
Versión instrumental de la Cantiga de la leyenda de la candela de Arrás, en Francia, que cura la enfermedad del "Fuego de San Marcial", infección de erisipela o intoxicación por el cornezuelo del centeno.
Está interpretada con instrumentos de viento y percusión.

CANTIGA 41. La Virgen Madre de Nuestro Señor.
Curación de un loco llamado Garín en Soissons, Francia; que era banquero, y a quien había hecho perder la razón el miedo que le infundía el demonio.
La forma musical de esta obra es única en las Cantigas al interpolar la primera frase del estribillo en los pies de la estrofa en forma de rondeau-rondel. Las cuatro frases de la estrofa tienen la misma melodía inicial del estribillo.

Esta hermosa Cantiga combina el ritmo dáctilo con los ritmos espondeo, yámbico y trocaico.

CANTIGA 338. A muchos que, por los pecados que hacen, pierden la luz (de sus ojos).
Curación de un hombre de su ceguera en la ciudad de Évora en Portugal.
Un mozo de labranza cegó de repente mientras estaba arando el campo. Su amo, que le apreciaba, lo llevó al cabo de un año a la iglesia de Santa Marla. Al entrar al templo el mancebo vio la luz de la velas del altar recobrando la vista.
Cantiga de compás ternario y ritmo yámbico.

CANTIGA 375. En todo nos concede su gracia.
El caballo de Bonamic, escribano del rey Alfonso en Sevilla, estaba moribundo; Bonamic, muy afligido, imploró la misericordia de Santa Marta del Puerto, y le ofreció poner en su iglesia un caballo pequeño de cera. El caballo sanó al punto.
Con estructura de zéjel simple esta alegre Cantiga muestra una ingenua historia que nos acerca a los acontecimientos biográficos del Rey Sabio y sus amigos.

CANTIGA 268
Versión instrumental de la Cantiga de la tullida francesa que en romería a Santiago de Compostela recobró la salud en Villa Sirga, Palencia.
La melodía está interpretada con flauta pastoril de madera y panderos.

CANTIGA 101. Bien puede la Señora sin par hacer oír y hablar.
Curación de un sordomudo en Soisson, Francia. Un enfermo demanda a la Virgen su curación con ademanes y llanto. Se le aparece la Virgen, y al tocarle con sus manos le sangran lengua y oídos, recobrando la palabra y volviendo a oír.
Cantiga en forma de virelai con versos de siete sílabas y frases musicales cortas.

CANTIGA 189. Bien puede Santa María sanar de toda ponzoña.
Un peregrino que camina de Valencia a Salas, en Huesca, se encuentra con un animal monstruoso semejante a un dragón. Lo ataca con su viejo espadón y lo parte por la mitad. La sangre le salpica en el rostro y le produce una enfermedad parecida a la lepra. Sigue hasta Salas, y allí suplicando ante el altar es curado.
La Cantiga está interpretada con ritmo libre a sugerencia de la historia de este animal fantástico, símbolo de las plagas y el mal. El veneno que lanza el dragón, como si fuese una epidemia ha de ser combatido por héroes y santos como Apolo, Perseo, Hércules, Sigfrido, Jorge de Capadocia y nuestro romero valenciano.

CANTIGA 393. A pesar de que la rabia es un dolor extremado y fuerte.
Curación de un niño que padecía de rabia. Un vecino de Arcos de la Frontera llevó a su nieto, hidrófobo al santuario de Santa María del Puerto. El infeliz que padecía de convulsiones y angustias mortales en la primera noche en que elevaron sus preces a Santa María pudo beber agua y curó en poco tiempo.

Cantiga de ritmo binario, su construcción musical tiene especial interés por el empleo que hace de la imitación su bella melodía.

Eduardo Paniagua