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Pneuma «Colección al-Andalus / Oriente» PN-1040
2008
1. Perdidos de amor [3:08]
instr. · sobre melodía egipcia tradicional
arghul Sol, bombarda, derbuka 3, tar
2. En mis sueños te alcancé [11:20]
improvisaciones sobre melodía egipcia tradicional
canto, arghul La, derbuka 2
3. Qué dulzura [10:14]
sobre melodía egipcia tradicional sufí, ritmo saídi
canto, laúd, tabla, derbuka 2
4. Obsesión de amor [7:39]
instr. · improvisaciones sobre melodía del maluf de
Túnez
arghul Sol, laúd, kaval, derbuka 3 y daf
5. Vino generoso [6:00]
instr. · sobre melodía egipcia tradicional
arghul Sol, derbuka 3, req
6. El amor, amarga dulzura [10:37]
sobre melodía egipcia tradicional sufí
canto, coro, laúd, tabla, derbuka 2, tar, palmas
7. Cautivo de amor [6:44]
sobre melodía egipcia tradicional & CSM 322
canto, arghul Sol, laúd, derbuka 3
Música Antigua
Eduardo Paniagua
Saleeb Fawzy, canto y tabla
Amin Sahin, arghul
Wafir Shaikheldine, laúd, derbuka, req, coro y palmas
Eduardo Paniagua: derbuka 2, tar, coro y palmas
Invitados:
David Mayoral, derbuka 3
Jaime Muñoz, mizmar (bombarda), kaval
grabación: 2008 El Cairo (Eduardo Paniagua) y Madrid (Hugo Westerdahl)
mezcla y máster: Hugo Westerdahl
MOAXAJAS DE AL-ANDALUS EN EGIPTO
La moaxaja y su secuela el zéjel son invenciones
poético musicales españolas que nacieron en
Andalucía y viajaron hasta Oriente, donde fueron objeto de
análisis teórico, preceptiva y retórica.
Muqaddam Ibn Mu´afa al-Qabrí (m. 911-912), el ciego de
Cabra, inventó la moaxaja, unos 50 años después de
la muerte de Ziryab, el creador de la Escuela musical andalusí.
Fue imitado por Abd al-Rabbini (m. 940) (El collar único), pero
según Ibn Jaldún (1332-1406) sus obras fueron
completamente olvidadas. De nuevo resucitó la moaxaja con Ubada
Ibn Ma´al Samá (m.1040) y Ubada al-Qazzaz de
Almería. Alcanzó su Edad de Oro durante el tiempo de los
Almorávides, estrechamente ligada a la música, con el
Ciego de Tudela (m.1130), Ibn Labbana (m.1113), Ibn Báya
(m.1138) e Ibn Baqí (m.1145). Bajo los Almohades siguió
floreciendo con Ibn Zuhr (m.1198) e Ibn Sahl (m.1251).
Este género poético y musical se divulgó en
Oriente en el siglo XII durante el periodo Fatimí y
Ayyubí, alcanzando su apogeo en Egipto con Ibn Sana al-Mulk
(1155-1211) y sus discípulos: al-Fadil, Ibn Nabih, Ibn Wakil,
Ibn Danyal, Ibn Nubata y Safadí. Este éxito de la moaxaja
fue consecuencia de la revolución musical que produjo la
canción basada sobre este género poético.
IBN SANA AL-MULK (1155-1211)
Ibn Sana al-Mulk, autor del “Dar at-Tiraz”, La casa del
brocado, nació en El Cairo en 1155. Con buena formación
religiosa y literaria, se convirtió en el centro de un grupo de
escritores que cantaron a Saladino. Viajó por Siria, llevando
una vida acomodada hasta su muerte también en El Cairo en 1211.
Se entusiasmó con la moaxaja de al-Andalus y fue capaz de
codificarla, lo cual le ha dado su fama histórica.
“Entre las cosas que los antiguos dejaron por descubrir a los
modernos, que los habitantes de Occidente han vencido a los de Oriente,
figuran las moaxajas, sal de la época, Babel de la magia,
ámbar de Sihr, áloe de la India, vino de Qufs,
tíbar del Algarbe, patrón de entendimientos, balanza de
inteligencias y quintaesencia suprema, puesto que a la par deleitan y
emocionan, incitan a su imitación y hacen desesperar de
lograrla, seducen y atraen, vacían de cuidados y ocupan el ocio,
acompañan y ahuyentan.
Merced a ellas, el Occidente se ha convertido en Oriente, pues por
aquel horizonte surgieron y aquel aire iluminaron, haciendo que los
habitantes de las tierras occidentales vinieran a ser los mas ricos de
los hombres, con haberse hecho dueños de este tesoro que les
reservó el Destino y de esa mina antes desatendida por la
humanidad”.
Del “Dar at-Tiraz” se conocen dos manuscritos, uno en
Leiden y otro en El Cairo. Yawdat Al-Rikabi, en Damasco 1949, hizo una
edición crítica, la cual sirvió de base para la
traducción realizada por Emilio García Gómez
“Estudio de Dar at-Tiraz, preceptiva egipcia de la
muwashshaha”, Al-Andalus, XXVII, Madrid 1962.
“Dar at-Tiraz” consta de una primera parte con la
exposición teórica, una segunda que incluye una
antología de 34 moaxajas andalusíes y por último,
35 moaxajas del propio autor. La primera parte es a la que los
estudiosos han dado más importancia, pero nuestro trabajo se ha
basado en la tercera parte, cantando por primera vez fragmentos de los
poemas de al-Mulk.
La traducción del “Dar at-Tiraz” de García
Gómez omite la de los poemas de Al-Mulk. Estas traducciones al
español se han encargado expresamente al arabista Andrés
Guijarro para este CD.
“En la flor de mi vida y de mis verdes años me
prendé de ellas (las moaxajas), las amé con
pasión, las oí a menudo, me las aprendí de
memoria, las estudié a fondo, penetré en sus secretos, me
asomé a sus senos, las revolví por dentro y por fuera,
abracé a sus vírgenes y a sus matronas, buceé en
pos de sus perlas escondidas, y no contento con las noticias sabidas,
me interné en sus ocultos repliegues. Llegué a comprender
que su conocimiento es estímulo de la razón y
rectificación del entendimiento, así como su ignorancia
es ofensa del carácter y perversión de la mente”.
La música de estas canciones no se ha conservado en la
tradición oral por lo que hemos buscado melodías egipcias
tradicionales, tanto del ambiente místico sufí como de la
tradición popular, interpretadas con el arghul, clarinete doble
primitivo. Se han evitado pues las melodías andalusíes
del Magreb, incluyendo sin embargo una melodía medieval hispana
cuyo texto original es un poema zejel (Cantigas de Alfonso X el Sabio,
1275), herederas de la tradición musical de al-Andalus, y que
nos sirvieron de experimento inicial para analizar las posibilidades y
escalas del fascinante arghul, al que al-Mulk considera
imprescindible para interpretar las moaxajas.
Las moaxajas de al-Mulk son imitación formal de las de aquellos
poetas andalusíes que utiliza como ejemplo para su
exposición teórica.
“Y ahora ha llegado el momento de citar y exponer las moaxajas de
las que he sacado los anteriores ejemplos, añadiéndoles
como apéndice mis propias moaxajas. (que son 35), de tal suerte
que a cada una de las antiguas corresponda otra mía, hecha
conforme a su patrón y según el mismo molde en cuanto al
numero de aqfál y abyat (estrofas y versos). Por lo demás
mis moaxajas no son sino como la sombra y espectro de las antiguas y
reconozco que quedan muy por debajo de la perfección de
éstas. Si las he insertado es porque, como dije, en la
“Casa del brocado” ha de haberlos tanto de seda como de
oro, lo mismo de un sólo color que son orlas de otro. Estas
moaxajas mías, que inserto, son de seda y de un sólo
color. Pero, aunque no tengan orlas, despliégalas,
considéralas con atención, y disculpa a este hermano tuyo
que no nació en al-Andalus, ni se crió en el Magreb, ni
vivió en Sevilla, ni afincó en Murcia, ni pasó por
Mequinez, ni escuchó el órgano, ni alcanzó la
corte de Mu´tamid ni la de Sumadih, ni trató al Ciego de
Tudela, ni a Ibn Baqi, ni a ´Ubada, ni al Husri, ni
encontró maestro con el que adiestrarse en esta ciencia, ni
autor del que aprender este arte”.
EL ARGHUL
El arghul, quourma o zummará, es un tipo de clarinete doble
primitivo. El nombre proviene del urgün (órgano o
instrumento tradicional) y consta de un doble cuerpo de caña con
lengüeta simple; una caña melódica con 6 orificios
“badan” y la otra, sin orificios a modo de
bordón, que puede cambiar de nota, alargándose la
caña al añadir extensiones. Para su ejecución se
requiere la técnica de la respiración continua circular.
Este instrumento egipcio data de la V Dinastía faraónica,
2.700 a C.
Variante del arghul en la España medieval cristiana es el
albogue, “al buq” (cuerno, trompeta); clarinete popular de
caña o madera con uno o dos tubos y con un pabellón final
de cuerno. En la actualidad aún existen en la Península
Ibérica al menos dos descendientes de este instrumento con final
de cuerno: la gaita serrana de Madrid, de un solo tubo de madera, y la
alboka vasca con dos cañas unidas por un yugo o soporte de
madera, una con cinco orificios y otra con tres.
Dice al-Mulk, “La mayor parte (de las melodías de las
moaxajas) están basadas en la composición del
órgano (argun) y cantarlas acompañadas de otro
instrumento es como cosa prestada y por extensión.” Aunque
los expertos arabistas y musicólogos, citando este texto,
piensen en el órgano del siglo XII (órgano de mano o
positivo traído sin duda de Bizancio), como instrumento para
acompañar las moaxajas, creemos, por esta y otras citas
contemporáneas, que se está hablando del arghul y sus
variantes. Ello nos ha conducido a elegir el arghul de El Cairo como
instrumento básico para interpretar estos poemas de Ibn Sana
al-Mulk.
Según su contemporáneo andalusí al-Tifasi
(1184-1253):
“Entre los instrumentos más estimados por las
gentes de al-Andalus se encuentran el ´ud (laúd), al-zamr
(lengüeta, qourma, zummara o arghul), al-nai (flauta oblicua),
al-duff (pandero) y al-siz (crótalos). También utilizan
la ruta (rota) y está bien considerado el rabab. No obstante el
instrumento más noble y refinado es al-buq (cuerno, trompeta),
que por la dulzura y delicadeza de su timbre conviene perfectamente al
acompañamiento de la danza y el canto”.
El al-buq es descrito como “un tipo de zamr (clarinete primitivo)
bastante grande y provisto de una serie de piezas que se ensamblan unas
en otras. Este instrumento produce sonidos de una gran belleza y de
conmovedora expresividad, siendo el más completo y adecuado para
las festividades y para el acompañamiento del canto y de la
danza”.
Según Ibn Sa´id (1214-1286) y más tarde Ibn Jaldún (1332-1406), al-buq es el instrumento que acompaña a los zéjeles sufíes. Sequndí (m.1231) ofrece una lista de los instrumentos utilizados en la Sevilla del siglo XII:
“al-jayal (laúd), al-kuray, al-´ud, al-ruta (rota),
al-rabab, al-qanun, al-mu´nis (¿laúd?), al-kutayra
(kuitra), al-fanar (¿?), al-zulami (zalami), as-saqra
(¿flauta doble?), al-nura (lengüeta), al-buq
(albogue)”.
LA MÚSICA DE LAS MOAXAJAS
Ibn Saná al-Mulk nos advierte la importancia de la
música y el ritmo con que se cantan las moaxajas. Explica que un
método utilizado consistía en componer primero la
melodía y luego adaptar el texto respetando el ritmo musical,
sin preocuparse de la métrica poética.
“ No tienen más prosodia que la música, ni
más ritmo que la ejecución instrumental, ni más
pies que las clavijas de los instrumentos, ni más sílabas
que las cuerdas de estos. Sólo por este procedimiento de
tocarlas se distingue lo medido de lo no medido y lo cojo de lo
sano”.
En ocasiones hay que rellenar de sílabas sin sentido para
completar la melodía (taratín, ye la la,). En definitiva
dice que en las moaxajas que no se ajustan a la prosodia
clásica, son la melodía y los acentos del ritmo los que
marcan si una moaxaja es perfecta o defectuosa.
“La balanza de la música hace distinguir la buena moaxaja
de la mala y lo entero de lo cojo, pues hay pasajes que la pura
percepción tiene por cojos e incluso rotos, y sin embargo, al
ser cantados, la música suelda en ellos la supuesta fractura y
cura la falsa dolencia, tornando sano lo que parecía
dañado y alisando lo que se tenía por abrupto, sin que en
todo ello se mueva una palabra”.
Eduardo Paniagua
La litografía de David Roberts que ilustra la portada no es
Karnak, como indican en la página de PNEUMA.
Es un fragmento de una vista de la isla de Filé (que ya no se
ve, desde allí al menos).