Mio Cid / Eduardo Paniagua
Música medieval para Teatro sobre los Romances, la Leyenda y el Cantar de Mio Cid
Pneuma PN-930
2007
[50:45]
1. PASACALLE [7:08]
RECITADO
INSTRUMENTAL
melodía andalusí. Modo: Hidyaz oriental | Ritmo: Qaim wa nisf
salterio, arpa, santur,
qanún, flautas tenor y alto, teclado, flautas tenor y alto,
teclado, cántara, grillos, ranas y sapos
versión de "Secuencia Constructiva"
PN-170 | Alarifes Mudéjares
2. MUERTE DEL CONDE LOZANO [0:45]
CANTO
secuencia "Dies Irae", himno latino del siglo XII atribuido a
Tomás de Celano
Arreglo armónico de Rafael Bonaval
3. LAMENTO DE JIMENA [2:47]
INSTRUMENTAL
melodía sobre canto mozárabe "Surgam" · Antifonario de Silos
flauta tenor, teclado, campanillas, crujir de maderas
Versión de "La Barca. Tierra de nadie"
PN-170 | Alarifes Mudéjares
4. RODRIGO Y JIMENA [2:03]
INSTRUMENTAL
melodía andalusí. Modo: Hidyaz oriental | Ritmo: Qaim wa nisf
laúd, salamilla
(flauta de caña), fhal (flauta árabe metálica),
dulcimer, darbuga y tar,
teclado y fuente de agua de jardín
hispano musulmán
versión de "La Fuente. Arte efímero-arte eterno"
PN-170 | Alarifes Mudéjares
5. LA BODA [0:53]
CANTO
canto litúrgico "Veni Creator" | Arreglo armónico de Rafael Bonaval
6. ZAMORA, LA TRAICION [5:59]
CSM 9
RECITADO
INSTRUMENTAL
melodía de la cantiga de Santa María n° 9 de Alfonso X el Sabio, siglo XIII
Laúd, lira griega, kaval, flauta, fídula, viola, panderos
versión de "Por que nos ajamos"
PN2-880 | Cantigas de Bizancio
7. LA JURA DE SANTA GADEA [5:29]
CSM 26
CANTO sobre melodía tradicional
INSTRUMENTAL
melodía de la cantiga de Santa María n° 26 de Alfonso X el Sabio, siglo XIII
zanfona, flautas, salterio, daf, conchas de Santiago, darbuga y tar
versión de "Non é gran cousa"
PN-680 | El Camino de Santiago
8. DESTIERRO [2:45]
RECITADO
INSTRUMENTAL
melodía de copla sefardí originaria de Grecia
kaval, oúd, pandero, clarinete y acordeón
versión de "La rosa se enflorese"
PN-810 | Klezmer Sefardí
9. JUDÍOS RACHEL Y VIDAS [3:28]
INSTRUMENTAL
melodía de canción sefardí originaria de la comunidad judía de Cannakale, Turquía
arreglo armónico de Jorge Rozemblum
qanun, clarinete, acordeón, oúd y pandero
versión de "Las esuegras de agora"
PN-810 | Klezmer Sefardí
10. DESPEDIDA DEL CID. LA POSADA [2:42]
CSM 188
INSTRUMENTAL
melodía de la cantiga de Santa María n° 188 de Alfonso X el Sabio, siglo XIII
cítara y fídula
versión de "Coraçon"
PN2-590 | Cantigas de Sevilla
11. CONQUISTAS [2:47]
CSM 77
INSTRUMENTAL
melodía de la cantiga de Santa María n° 77 de Alfonso X el Sabio, siglo XIII
zanfona, salterio, flautas, darbuga, dumbek, pandereta, semillas, uñas y sonajero
versión de "Da que Deus mamou"
PN-680 | El Camino de Santiago
12. EL CONDE DE BARCELONA [3:29]
CSM 334
RECITADO
INSTRUMENTAL
melodía de la cantiga de Santa María n° 334 de Alfonso X el Sabio, siglo XIII
salterio, cítola, viola de teclas, darbuga, dumbek, tar y gong
versión de "De resorgir ome morto"
PN-220 | Santa María del Puerto I
13. LA CONQUISTA DE VALENCIA [3:29]
CSM 144
RECITADO
INSTRUMENTAL
melodía de la cantiga de Santa María no 144 de Alfonso X el Sabio, siglo XIII
corneta, órgano portátil, salterio, cítola, fidula, flauta, tombak y atabal
versión de "Con razon é d'averen"
PN-420 | Cantigas de Extremadura
14. BATALLA CONTRA BEN YUSUF [2:31]
CSM 353
INSTRUMENTAL
melodía de la cantiga de Santa María n° 353 de Alfonso X el Sabio, siglo XIII
añafiles, flautas, tromba marina, viola de teclas, cítola, laúd, campanil, atabal, darbuga, pandereta
versión de "Quen a omagen da Virgen"
PN-450 | El Cantar de la conquista de Almería
15. HERIDA Y MUERTE DE EL CID [2:59]
CSM 359
RECITADO
CANTO de los versos 349-354
del
Cantar de la conquista de Almería
melodía de la cantiga de Santa María n° 359 de Alfonso X el Sabio, siglo XIII
canto, chorus, laúd, tromba marina, viola de teclas, cántara
versión de "Los males de la guerra"
PN-450 | El Cantar de la conquista de Almería
MÚSICA ANTIGUA
Director: Eduardo Paniagua
Felipe Sánchez: laúd y cítola
Dimitri Psonis: lira griega
Jota Martínez: zanfona
Jaime Muñoz: kaval
Manuel Pascual: corneta
Cesar Carazo: fídula y viola de brazo
Luis Antonio Muñoz: viola
Luis Delgado: laúd, darbuga y cántara
Javier Coble: viola de teclas, órgano portátil
Enrique Almendros: chorus, flauta de tres agujeros y tambor
Jorge Rozemblum: pandero
Ivo Hristov: clarinete
Nasco Hristov: acordeón
El Wafir Shaikheldine: oúd
David Mayoral: añafil, darbuga, dumbek, tombak, atabal, daf, pandero, pandereta y cántaras
Eduardo Paniagua: salterio, qanun, arpa, cítara, santur,
dulcimer, flautas, salamilla, fhal, añafil, tromba marina,
teclado, campanillas, gong, darbuga, tar, gong, conchas de Santiago,
semillas, uñas y sonajero
Con la colaboración de:
Pedro Miguel Martínez: recitado
La Camerana. Director: Juan Diego Arroyo
Inmaculada Guirao: soprano
Ángela Ortiz: mezzosoprano
Agustina Hernández: contralto
Rafael Bonaval: tenor
Juan Diego Arroyo: bajo
Selección de música, adaptación, instrumentación y arreglos musicales: Eduardo Paniagua
Sonido y masterización: Hugo Westerdahl, en Axis, Madrid, Enero-Abril 2007
Portada del CD: Detalle de miniatura de las Cantigas
Diseño: Pneuma
Deposito legal del CD: M-11986-2007
Producción: Eduardo Paniagua
Edita el CD PN-930 PNEUMA
Almanzora 49, 28023 Madrid
www.ctv.es/USERS/pneuma - email: pneuma@ctv.es
MIO CID, EL CABALLERO MEDIEVAL
El caballero medieval es el "héroe" que sirve de modelo y
arquetipo al espíritu de una época. Desde entonces en el
"hombre a caballo" se encarna una actitud ante la vida que constituye
una mentalidad, un espíritu, un talante y que el mundo moderno
añora por su ausencia, pero que conserva en la lista de los
valores perdidos: la caballerosidad. El caballero es el hombre
entregado a su vocación. Es el que opta por la entrega, la
generosidad, el sacrificio, la aventura. Es el hombre que puede mirar
con una sonrisa hasta la propia muerte porque tiene la fuerza de su fe.
Si cada una de estas melodías nos hacen revivir las escenas
narradas con tan deliciosa ingenuidad, y la música nos hace
evocar el candor espiritual que se respira en ese trasmundo, podemos
estar seguros que también harán aflorar nuestra, tal vez
dormida, caballerosidad y nobleza de espíritu.
LAS MELODÍAS DE LAS CANTIGAS DE ALFONSO X EL SABIO, 1221-1284
La persona de Alfonso X nos presenta una riqueza desbordante de
aspectos que a través de la distancia temporal y cultural nos
fascinan cada vez más. En la interpretación y
audición de las Cantigas de Santa María se realiza el
gran esfuerzo humano de intentar conseguir la "empatía", al
experimentarnos inmersos en aquel mundo espiritual -es decir, cultural-
y sintonizar con las sensibilidades profundas de aquellos hombres. Toda
la riqueza humana que podemos vislumbrar a través de estas
melodías son proyecciones de la fisionomía espiritual de
aquellos que expresaron esa música.
Las Cantigas de Santa María, comprendidas en cuatro
códices de pergamino del siglo XIII, constituye la obra
lírica más importante de la España medieval. Son
cuatrocientos veintisiete poemas, que nos han llegado con su
correspondiente notación musical y adornados con extraordinarias
miniaturas. Combinan relatos de milagros difundidos en la Edad Media
con loores a la Virgen María, testimonio de la devoción
mariana que se desarrolla paralelamente a la construcción de las
catedrales góticas.
Se considera la obra más personal de Alfonso X,
apreciándose en ella la ordenación estructurada de todos
sus elementos, aunque procedieran de distintos lugares y diversos
colaboradores. Desde la primera redacción del cancionero,
producida hacia 1260, se refleja una estructura estética en la
que el rey Alfonso incluye sus originales trovas personales y un
diseño simbólico unitario. El repertorio es de
extraordinaria riqueza ya que sus melodías son todas distintas y
originales.
Se completa el presente CD con melodías de cantos
litúrgicos cristianos, melodías de la tradición
andalusí magrebí y melodías
judéo-españolas. Todo ello con el objetivo de reflejar el
contexto musical de las tres religiones de la España medieval
durante la vida del Cid.
EDUARDO PANIAGUA
Del Cantar de Mío Cid
se ha dicho que es el bello pórtico de nuestra literatura
medieval. No en vano está considerada por todos los
especialistas del género como la primera gran obra en lengua
castellana.
Desde que Menéndez Pidal, a finales del siglo XIX,
se decidiera a transcribir el códice que se conserva en la
Biblioteca Nacional de Madrid, estudiarlo y otorgarle el valor
incuestionable que hoy día tiene, este cantar de gesta ha ido
adquiriendo la merecida fama y el reconocimiento de los que hoy goza.
Decía el profesor Martín Riquer,
quizá uno de los eruditos que mejor conocen la figura de El Cid
si exceptuamos a Menéndez Pidal, que esta obra épica de
nuestra literatura no había sido concebida para ser leída
en la soledad de una habitación o un despacho, sino para ser
narrada y representada por juglares y trovadores en público.
Por eso, y como ya hicimos con Don Quijote de la Mancha y El Caballero de Olmedo,
Rodrigo Díaz de Vivar vuelve a montar en Babieca, se ciñe
La Tizona a la cintura y sale a las calles de Parla para combatir por
la verdad, la lealtad y el honor, como ya hizo diez siglos atrás.
Pero para que su presencia perdure no sólo en
nuestra memoria, sino también para que quede un recuerdo
tangible de esta representación escénica elaborada
específicamente para nuestra ciudad, queremos rendir un modesto
reconocimiento a su persona con la edición de este volumen, que
viene a sumarse a los distintos homenajes que tendrán lugar este
año en todo el país con motivo del VIII Centenario de la
redacción del Cantar de Mío Cid por el copista Per Abbat.
Tenéis pues, en vuestras manos, la
adaptación de una de las obras cumbre de la épica
medieval europea, una rica herencia literaria sobre una de las figuras
más importantes de nuestra historia y de la propia
literatura universal que, como parece intuir en sus propios versos,
estaba destinada a perdurar en el tiempo:
"Las nuevas del Cid mucho van adelant"
(verso 1881)
Tomás Gómez Franco
Alcalde de la Villa de Parla
PRÓLOGO
"El Cantar de Mío Cid
pertenece a un género literario perfectamente definido en la
Edad Media con denominación particular: es un cantar de gesta,
canción de "hechos notables". En la alta Edad Media, cuando las
lenguas vulgares no se escribían aún, el verso y el canto
eran el único medio disponible para difundir noticias. sobre los
sucesos de actualidad y para conservar memoria de hechos famosos del
pasado; esa "historia cantada" era la única historia nacional
posible para un público que no sabía leer ni
entendía la [lengua] latina que los clérigos u otros
hombres doctos escribían. Una canción de gesta nace como
noticia de hechos actuales más o menos emocional y
poética; destinada a los contemporáneos, ha de ser
bastante fiel, pero conforme el cantar se repite entre generaciones
cada vez más alejadas de los sucesos, va perdiendo veracidad
histórica y va adquiriendo caracteres novelescos."1
Considerando estas palabras como una definición perfecta del
poema, sirvan también como recuerdo y homenaje al hombre que
más y mejor estudió el Cantar de Mío Cid.
Es inútil, por obvio, contar el argumento del texto, pero
recordemos que, en algo menos de 4.000 versos, se nos cuentan las
vicisitudes que tuvo que sufrir Rodrigo Díaz de Vivar al ser
desterrado por su rey Alfonso VI, sus luchas de supervivencia contra
los moros, y su triunfo final con la conquista de Valencia y el
perdón de su monarca ya convencido de la fidelidad del buen
vasallo. Entre medias, la dolorosa separación de su mujer e
hijas a las que deja en el monasterio de Cardeña; la paulatina
incorporación de guerreros a su cortejo; las muestras de
admiración de un pueblo atemorizado por la advertencia de no
prestarle ayuda; las habilidades para obtener préstamos; el
progresivo éxito de sus batallas y el aumento de su patrimonio;
la conquista de Valencia; la alegría por la vuelta de su familia
tras obtener el permiso real; las bodas y posterior afrenta de su
hijas; y el postrer perdón del monarca con la reposición
de un honor perdido. Y, en medio de todo esto, luchas, asedios, peleas,
escaramuzas, batallas, conquistas y enfrentamientos encarnizados hasta
formar un rosario épico de acciones, que constituyen la columna
vertebral del poema.
De él se ha dicho de todo, pero se ha repetido hasta la saciedad
que es el "primer monumento" de nuestra literatura castellana. Y,
aunque casi nos irrite el tópico, la verdad es que tal
denominación es acertada, ya que constituye una extraña,
rara y sorprendente joya literaria a pesar de estar escrita hace
más de novecientos años.
Sí, más de novecientos años; y la verdad es que
novecientos años son muchos años. Tantos que
innegablemente conforman una barrera que irremediablemente nos
distancia del poema. El hombre, la sociedad, las ideologías, han
cambiado mucho desde la época en la que fue escrito. Sus
concepciones sobre la guerra, la familia, la mujer, la religión,
el honor, la monarquía, la teocracia... son de tal estructura
que tenemos que realizar profundos esfuerzos no digo para compartirlas,
sino tan siquiera para comprenderlas. Sin duda hay lejanía.
¿Cómo comprender hoy aquellos poderes absolutos y
omnímodos? ¿Como aceptar en nuestros días la
incidencia de la religión en la sociedad civil?
¿Cómo entender en estos tiempos la anulación de la
mujer o el belicismo que impera en el poema?
Incluso en algunos importantes aspectos estructurales hay sorpresas
para un lector actual. Extraña, por ejemplo, la ingenuidad de
algunos de sus planteamientos2, como los retratos de los
condes de Carrión, que en el fondo no son sino unos malvados y
torpes acomplejados; o el acartonamiento de una doña Jimena,
poco más humana que una figura de viñeta; o el
infantilismo de Raquel y Vidas, prestamistas que a la postre son
engañados como niños.
Pero, a pesar de los años, tiene el cantar -y lo han repetido
todos cuantos a él se han acercado- un extraño encanto
que aún nos atrae y nos seduce a los hombres de hoy y que lo
hace actual, muy actual sobre todas las distancias. ¿O no es
actual, no sé si desgraciadamente, el feroz individualismo del
Cid? Solo, sin apoyos iniciales, con la deshonra a cuestas de un
destierro, la figura de Rodrigo se yergue, se agiganta. Y, sean cuales
sean las razones políticas, e incluso éticas, de su
actitud fascina su arrojo al desafiar el poder y emprender una aventura
incierta, arriesgada y peligrosa. Todavía hoy nos atrae su
firmeza en restituir un patrimonio y una honra, aun a sabiendas de que
su completa reparación depende sólo del perdón
real: de ahí sus continuos presentes y sus pruebas de
sumisión y respeto. Por eso no es extraño que ante tal
hombre surgiera pronto una ola de admiracion desde un pueblo ingenuo,
oprimido y hambriento de mitos con los que poder soportar su vida
denigrada; y no extraña que muy pronto surgiera la leyenda; y
que, fruto de la leyenda, surgiera el mito; y que el mito se encarnara
a poco en una obra literaria, como se encarnan los sueños, o los
fracasos, o las ilusiones, o las ansias.
Y también tienen plena vigencia las pasiones que se desatan en
el poema. El resentimiento, la venganza, la envidia transitan hoy por
nuestras vidas con la misma naturalidad y la misma furia que lo hacen
en el cantar. incluso los elementos que más deberían
parecernos lejanos nos resultan de una familiaridad sorprendente. La
violencia, el belicismo, el ensañamiento constituyen hoy,
malditamente, elementos cotidianos de nuestra sociedad capaz de
televisar una guerra o una lapidación sin que provoque
verdaderos espasmos en nosotros. Y no digamos de la
mitologización de los personajes, cuando vivimos en un mundo en
el que cualquier cretino o cualquier jovencito o jovencita caliente
puede formar parte de nuestro mundo mediático y, si te
descuidas, transformarse en compañeros inevitables de comidas o
cenas en familia. (Claro, que aquellos se jugaban la vida en nombre de
unos ideales, y estos, arrabaleros y despreciables, se juegan la
vergüenza en escaramuzas de glándulas y músculos, y
en "hazañas" zafias y repugnantes.)
Pero no solo son los aspectos negativos los que nos muestran la
actualidad de poema. El vivir de acuerdo con unos dogmas, el sentir el
orgullo de la dignidad, la presencia de la magnanimidad, el amor a la
familia, el sentido de la honradez, la necesidad del sacrificio para
llegar a una meta, la mesura, la equidad, la rectitud moral como norma
de vida, incluso la piedad para el vencido son valores que abundan en
el poema y que innegablemente tienen vigencia en la sociedad actual. Y,
no lo olvidemos, la seducción del personaje es una pieza clave
para la perennidad de la obra.
Por eso el Cid ha sido un personaje recurrente a lo largo de los siglos
al que cine y teatro han acudido con cierta insistencia: Lope de Vega,
Guillén de Castro, Corneille, Marquina, y muy recientemente
Eduardo Vasco con la Compañía Nacional de Teatro
Clásico3, por citar sólo unos cuantos
ejemplos, recogen el personaje y su entorno y lo recrean sobre los
escenarios en dramas de más o menos fortuna artística.
Pero este atractivo lo ha ejercido también en el cine, de manera
que Anthony Mann, en la época dorada de las grandes
superproducciones, rueda en España una historia sobre el Cid con
actores de la fama de Charlton Heston o Sofía Loren. Y es
lógico. Con toda la lejanía y con todo el primitivismo
que se quiera, subyacen en el cantar, y en el personaje del Cid
particularmente, atractivos suficientes para despertar la codicia
artística de directores y actores.
El Cid es el prototipo del héroe medieval que se emparenta muy
próximamente con el héroe moderno cinematográfico,
por ejemplo del género del western.
No hay mucho más machismo en el poema que en la mayoría
de las películas de este género. El sentido de la
venganza es incluso superior en El último tren de Gun Hill, que en el cantar. Y la violencia de la escena final de Grupo salvaje,
de Peckinpah, supera, pero está en su órbita, la
existente en cualquiera de las batallas que dirime el famoso caballero
castellano. Y por cerrar las posibles comparaciones ¿no se
asemejan en sentido épico Cimarrón o El nacimiento de una nación con el significado que tiene la gesta cidiana para la historia del reino de Castilla?
La espectacularidad del poema es actual, muy actual: en los
séquitos de caballeros marchando por la llanura hay unas
riquezas cromáticas que el cine no puede ignorar; en el proceso
temporal de los acontecimientos el cine encuentra un filón
extraordinario; o en los rotundos y retumbantes timbales y tambores que
atruenan los campos en las batallas como arma psicológica hay un
efectismo totalmente cinematográfico. Por eso el cine tuvo que
mirar también al Poema del Cid.
Pero ¿y en el teatro? Todos estos elementos vistos anteriormente
tienen efectos muy aprovechables, pero para una adaptación
teatral no son suficientes. En el teatro (en el de antes y en el de
ahora) pueden ser útiles estos efectos, pero lo básico,
lo elemental, lo imprescindible es el conflicto; el conflicto entendido
como el núcleo que justifica el desarrollo de la acción.
Pueden ser choque de intereses; o enfrentamientos morales; o de
visiones del mundo; pero algo que tenga vigor y que marque toda la obra.
Ahí es donde está el problema, y ahí es donde hay
que buscar para encontrar el núcleo inicial. Que en el poema hay
suficientemente esos elementos lo justifican las diversas adaptaciones
habidas, pero esto no quiere decir que la cuestión sea
fácil. Requiere un buen oficio del adaptador.
La última adaptación del poema al teatro es la realizada
por Amaya Curieses, que, a la vez, dirigirá su puesta en escena
a estrenar en Parla en mayo de 2007, y que es la que el lector tiene
entre las manos4. Su dedicación al teatro
clásico desde los años 80 la ha convertido en una
consumada especialista de la cuestión. Amaya es una buena, una
muy buena adaptadora, y así lo demuestran sus trabajos, dentro
de la compañía "Zampanó Teatro". No es nada
fácil adaptar La gatomaquia, y ella lo hizo con éxito en 1986. Antes lo había hecho con El hospital de los locos (1985), y posteriormente se enfrentó a los textos de La cisma de Ingalaterra (1990), Peribáñez (1993) o El burlador de Sevilla
(1995). A este trabajo como adaptadora habrá que sumarle su
faceta de directora en la citada compañía con puestas en
escena de La gatomaquia, El hospital de los locos, o El rufián castrucho (1991) por citar unas cuantas.
Es decir, que su contacto y su dedicación al teatro
clásico viene de lejos y está lleno de aciertos. Por eso
esta última adaptación del Cantar de Mío Cid la contemplamos con expectación y con una razonada confianza. Que así sea.
Y, como final, es obligatorio significar la relevante labor
teatral que está realizando en los últimos años el
Ayuntamiento de Parla. Que, en los tiempos que estamos, una
corporación municipal se ilusione y se lance a realizar un
ambicioso plan de montaje de textos clásicos españoles,
es algo inusual y, por supuesto, loable y digno de elogio.
Comenzó en el año 2005 con la puesta en escena de un Quijote adaptado y dirigido por Hadi Kurich; continuó en 2006 con el montaje de El caballero de Olmedo, encargado a José Maya; y continúa en 2007 nada más y nada menos que con dos títulos: El Burlador de Sevilla, dirigido otra vez por Kurich, y esta versión del Cantar de Mío Cid
realizada por Amaya Curieses, que hará también, como
queda dicho, el trabajo de dirección. Y todo hecho con
responsabilidad, con seriedad y conciencia de lo que se hace.
¿Se imaginan ustedes que estos magníficos proyectos los
asumieran otros muchos Ayuntamientos de España? Pues
deberían tomar nota.
Antonio Serrano
Director de las Jornadas del Teatro del Siglo de Oro de Almería
1 R. Menéndez Pidal, En torno al poema del Cid, Madrid EDHASA,
2 Aunque precisamente en esa ingenuidad radique a veces uno de esos extraños y maravillosos atractivos del poema.
3 La versión de Ignacio García May es sobre los romances del Cid,
romances del ciclo histórico que se formaron en número
elevadísimo, y a los que aquí no atiendo por no ser
quizá éste el espacio apropiado.
4 Escribo estas páginas semanas antes del citado estreno.
Cuentan que en las tierras fronterizas de Medinaceli, hace novecientos
años, vivía un humilde juglar que siendo un niño
había conocido al Cid. Le vio pasar un día a caballo con
su espada, sus hombres y sus pendones y quiso seguirle, pero era muy
pequeño y sólo pudo quedarse en el camino mirando
cómo aquél hombre se alejaba entre el polvo.
Luego, cuando pasó el tiempo y el Cid murió, el juglar
recordó al hombre que aquel día había galopado por
su tierra; un súbdito fiel admirado por cristianos y moros y
para quien la justicia había sido mas importante que el poder y
empezó a escribir sus hazañas.
Las palabras sencillas del idioma del pueblo cobraron fuerza en manos
del juglar y se transformaron en el más bello y más
antiguo poema épico en lengua española para cantar a un
gran héroe, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador.
Hoy en el siglo XXI ahora que yo a mi manera os cuento ésta
historia, quiero dar las gracias a aquel juglar y a todos los que
cantaron los romances y transmitieron las leyendas que han hecho
posible que podamos recrear y revivir este pequeño y sincero
homenaje a nuestro Mío Cid.
Amaya Curieses
Mio Cid
Recreación dramática para un juglar, actores y muñecos
Basada en los romances y la leyenda del Mío Cid
Dramaturgia y Dirección: AMAYA CURIESES
PERSONAJES
Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid
Un juglar
Doña Jimena, esposa del Cid
Don Alfonso, rey de Castilla
Minaya Alvar Fáñez, amigo del Cid
Doña Urraca, hermana del Rey
Conde Lozano, padre de Doña Jimena
Don Sancho, hermano de Alfonso y Urraca
Conde García Ordóñez
Una muchacha
Un consejero
MUÑECOS
Vellido Dolfos, traidor
Rachel, judío usurero
Vidas, hermano de Rachel
Don Ramón, conde de Barcelona
Cortesanos
Soldados
***
SERGIO MARIOTTINI, AMAYA JIMÉNEZ, TITO RUBIO IGLESIAS, KIKE
INCHAUSTI, DELFÍN CASET, KlKE MUÑOZ, ISABEL ROMERO,
SHEILA GARCÍA, KIKO SÁNCHEZ, PACO PUERTA, JUAN CARLOS
ARRAEZ, DAVID ALBADALEJO, JUAN GÓMEZ, ANGEL PAISÁN,
VICTOR EMILIO FERNANDEZ, ENRIQUE CORRALES, JORGE RIQUELME
La Colaboración de:
CARMEN LÓPEZ como Urraca
PEPE MARTÍN como Conde Lozano
y PEDRO MIGUEL MARTÍNEZ como El Juglar
Ayudantes de Dirección: PATRICIO ARMENTEROS y REBECA SANZ
Dirección Adjunta: GLORIA MARÍ
Asistente: SARA PRAENA
Vestuario: MARIA LUISA ENGEL/SASTRERÍA CORNEJO, Ayudante: ROSA ENGEL
Música: EDUARDO PANIAGUA
Escenografía: PEDRO MUÑOZ
Ayudantes: CECILIA LLAMA y EDUARDO ROMERO
Realización de Escenografía: SCNIK
Iluminación: JUANJO LLORENS
Coreógrafo de armas: KIKE INCHAUSTI
Maestro armero: JULIO RAMÍREZ-MIMES DEAZZARIA
Peluquería y Maquillaje: CARMELA CRISTÓBAL
Sonido: GOZALO Iluminación y Sonido
Luz: NORTE LEDS
Realización Vídeo: ÁLVARO LUNA
Equipo Técnico: 7 MEDIA
Diseño Gráfico: BRUNO PRAENA
Del presente libro:
Selección de ilustraciones: ÁNGEL LUIS LÓPEZ
Diseño gráfico editorial: JUAN F. BAENA (I.P.)
Impresión: IMPRENTA PARLA, S.L.
Compañías colaboradoras:
Marionetas: BAMBALINA TITELLES
Titiriteros: BAMBALINA NUEVO CIRCO
Idea Original y Dirección de Producción: MANUEL PRAENA (mpraena©lamundial.com.es)
Es una Producción de: PRODUCCIONES LA MUNDIAL S.L.
Colabora: RESIDENCIA DE ESTUDIANTES