“Herru Sanctiagu”   /   Martín Códax









martincodax.org
Clave Records, Punteiro 2009/10-CD

1999






CD1

CÓDICE CALIXTINO (s. XII)
1. Dum paterfamilias   [5:03 ]   cc  117
2. Ad sepulcrum Beati Iacobi   [2:05]   cc  16
—ad vesperas, verba calixti
3. Congaudeant Catholici   [5:33]   cc  96
—magister albertus parisiensis
4. Salve festa dies   [1:52]   cc  70
—uersus Calixiti pape cantandi ad processionem Sancti Iacobi
in solempnitate Passionis ipsius et Translacionis eiusdem



CANTIGAS DE SANTA MARÍA NO CAMIÑO
(Alfonso X ó Sabio, s. XIII)
5. Por dereito ten a Virgen   [12:32]   CSM   175   ( + CSM   49 ? )
6. Non é gran cousa   [7:08]   CSM   26

CÓDICE DAS HUELGAS (s. XIII-XIV)
7. Kyrie V   [1:18]  Hu  5
8. Cetus Apostolici   [3:00]  Hu  65
9. In hoc festo   [1:57]  Hu  174

ROMANCES FRANCESES DO CAMIÑO (s. XVII-XVIII)
10. Pour avoir mon Dieu propice  [4:35]
11. La grand chanson  [7:53]

EN TERRA DE SANTIAGO
(Alfonso X ó Sabio, s. XIII)
12. A Madre de Deus   [5:36]   CSM   184

13. Himno ó Apóstolo  [3:57]
(A. Soler, s. XX)



CD2

CÓDICE CALIXTINO (s. XII)
1. Ad honorem   [2:32]   cc  115
—aimericus picaudi, presbiter de partiniaco
2. Ad sepulcrum Beati Iacobi   [2:20]   cc  16
—ad vesperas, verba calixti
3. O adiutor. V/. Qui subvenis   [5:21]   cc  106 (m. cc  51)
—magister ato episcopus trecensis parisiensis

CANTIGAS NO CAMIÑO EN VILASIRGA
(Alfonso X ó Sabio, s. XIII)
4. De grad' á Santa María   [12:24]   CSM   253
5. Razon an de seeren   [9:06]   CSM   218

CÓDICE DAS HUELGAS (s. XIII-XIV)
6. Belial vocatur  [1:30]  Hu  81
7. Plange Castella  [3:12]  Hu  172

CANTIGAS DE AMIGO NO CAMIÑO (s. XIII)
(musicadas por Manuel Cela, s. XIX)
8. Cavalgava noutro día  [3:58]
cantiga de Airas Nunnes
9. A Santiago en romaría  [3:20]
cantiga de Vasco Gil

ROMANCES DO CAMIÑO (s. XIX)
10. O Conde Preso  [2:34]
11. A Romeira  [2:59]
12. Romance de D. Gaiferos  [5:29]

ANTE A PORTA SANTA (s. XIX)
13. ‘Los moros’  [7:46]
Romance de Cego nº 2

14. Himno ó Apóstolo  [3:58]
(J. Barcia e A. Soler, s. XX)





English liner notes





GRUPO MARTÍN CÓDAX

Ana Sánchez Barreiro, soprano
Paula Corujo Ferro, soprano
Fernando Olbés Durán, tenor
Ana Gago Ageitos, narradora

Roberto Sala López, gaita, frautas, chirimía, derbuka
Francisco J. Abraldes-Iglesias González, baldosa
Roberto Santamarina Fernández, fídula, zanfona galega, arpa gótica
Philippe Copin, zanfona
Carlos Castro, derbuka, bombo, pandereta

coa participación do CORO ULTREIA
nas pezas #1, 3, 4 do CD1 e #1, 3, 5, 14 do CD2

Órgano da Catedral: Manuel Cela

Dirección: FERNANDO OLBÉS / MIGUEL LÓPEZ




Fuentes bibliográficas:
ECHEVARRÍA BRAVO, PEDRO. Cancionero de los peregrinos de Santiago. Madrid 1971
DOM GERMÁN PRADO. Liber Sancti Jacobi. Codex Calixtinus. II Música. Santiago de Compostela, 1944
HIGINIO ANGLÉS. El Codex musical de las Huelgas. Barcelona 1931
CENTRO DE INVESTIGACIONES RAMÓN PIÑEIRO. Lírica profana galego-portuguesa. Santiago 1996.


A gravación foi realizada durante os meses de abril e maio de 1999
nas igrexas de Santa Maria de Dozón (Dozón—Ourense) e Santa Maria de Fragas (Campo Lameiro—Pontevedra).

Agradecementos:
Ó CORO ULTREIA DE PONTEVEDRA polas súas magníficas interpretacións, nesta gravación, das pezas do Códice Calixtino,
MANUEL CELA polas súas composicións e a súa maestria ó órgano
Ó TALLER DE INSTRUMENTOS MEDIEVAIS DA DIPUTACIÓN DE LUGO,
Ó INSTITUTO ROSALÍA DE CASTRO,
e a todos aqueles que dunha forma ou outra facilitaron a realización deste proxecto.

Gravado polo ESTUDIO MÓBIL DA RADIO GALEGA.
Misturado e masterizado no Estudio 5 da RADIO GALEGA.
Técnico de son: PABLO BARREIRO.
Diseño gráfico: ávila & pite
Traduccions: Carlos Diaz Abrairas / Angel Casillas / Ubaldo Rueda







HERRU SANCTIAGU

El hecho histórico del descubrimiento del Sepulcro con los restos de Santiago el Mayor, en los confines occidentales de Hispania, en la lejana Galicia, trajo consigo, muy pronto, consecuencias trascendentales de toda índole para los reinos cristianos peninsulares en un momento clave de su desarrollo histórico, así como una repercusión sin precedentes en toda la Cristiandad medieval, que aún se prolonga a lo largo de los siglos. En efecto, la “invención”, esto es, el redescubrimiento de algo preexistente, de lo que no había constancia salvo en la memoria histórica teñida de leyenda, va a suponer el comienzo del complejísimo fenómeno de la peregrinación a la Tumba del Apóstol en Compostela, que se convertirá en foco espiritual y cultural de primer orden, y junto con Roma y Jerusalén se erigirá en destino prioritario del afán deambulatorio cristiano, cuyos ecos llegan hasta nuestros tiempos. La idea del viaje o desplazamiento a un lugar sagrado en la Historia de la Humanidad se pierde en la noche de los tiempos. Para la espiritualidad cristiana el peregrinar (posiblemente de “Per agrare”; a través del campo) es una marcha o camino hacia un objetivo que, de alguna forma, sirve de símbolo y representación en la tierra del fin sobrenatural del ser humano. La partida hacia este destino trae consigo inevitablemente una ruptura con lo cotidiano, con lo habitual, que se contempla como una victoria del espíritu del sacrificio, de la exigencia, que reaviva el sentido escatológico y de esperanza consustancial a la oración, pues, siguiendo al Prof. Filgueira Valverde, “Peregrinar es viajar en oración, que es tanto como decir viajar cantando. Las canciones son rezo y son descanso. Andar y andar es el quehacer del romero y ha de aliviarlo como todo trabajo, según el consejo agustiniano, con divinos cánticos”.

Indudablemente, junto a connotaciones de tipo político, social, económico o religioso, las peregrinaciones a Compostela trajeron consigo consecuencias artísticas fundamentales para la cultura occidental.

A través de los caminos de Santiago se gestó el arte románico, la lírica medieval, los ciclos épicos, o se introdujo el canto gregoriano definitivamente en los reinos hispánicos. Por ello, es frecuente oír hablar, con justicia, de un “arte de las peregrinaciones” o de una música del Camino; no obstante, en este último aspecto, es necesario observar la dificultad que entraña el adentrarse en una música que plantea muchas interrogantes: ¿Qué cantaban los peregrinos?; ¿Qué música oían?; ¿Cuál era realmente su función?. La ausencia de fuentes o documentos musicales, la inconcreción de testimonios o la pérdida de antiguas tradiciones hacen que para hablar con propiedad, debamos hacerlo tanto de la música en el Camino, como del Camino en la música; o sea, tanto de la que cantarían o escuchaban los peregrinos, como de la música litúrgica o sociológicamente ligada a él, sin olvidarnos de la que tenía el propio Camino o su entorno como inspiración. Con esta mentalidad, y compatibilizando estas perspectivas, está recopilada la música de este trabajo discográfico que el lector tiene en su manos, tan lejos de tentaciones reconstructivas de pretendido carácter científico-musical, como de la tópica, y por desgracia frecuente, utilización oportunista del término referido, que muchas veces cobija trabajos, muy respetables, pero que poco tienen que ver realmente con la música en el Camino de Santiago.

El primer repertorio musical propiamente jacobeo, y tal vez, desde muchos puntos de vista, el más valioso, lo encontramos en el Codex Calixtinus; casi con toda seguridad, la recopilación más antigua y completa del Liber Sancti Iacobi, que atesora la catedral compostelana, para la cual fue concebida la obra (posiblemente por el propio Arzobispo Gelmírez) aunque promocionada y probablemente realizada en el scriptorium cluniacense por diversos autores, como el que en el propio manuscrito aparece como portador del mismo, el clérigo poitevino Aymerico de Picaud.

“Proprium” compostelano, guía de peregrinos, narración piadosa, el códice representa la obra musical más completa en honor a un solo santo, verdadero elemento de propaganda y difusión del culto al Apóstol. De su enorme aportación musical recogemos varias composiciones que reflejan la riqueza y variedad de este repertorio que, de alguna manera, engloba las distintas vertientes de la música que se puede relacionar con el Camino. El célebre himno “Dum pater familias” reúne el carácter culto del himno latino, que declina la palabra “Iacobus” en las distintas estrofas, donde se relata la atribución de Hispania al apostolado del Santiago —lo cual justifica en gran medida el hallazgo del sepulcro; ya que desde San Jerónimo (s. V) se consideraba que los restos de cada Apóstol yacían allí donde había predicado-, con el celebérrimo fragmento que contiene el “Herru Sanctiagu”, “Got Sanctiagu” de claro origen germánico, y la invocación de resonancias cruzadas “E ultreia e sus eia”, que podría ser reminiscencia o recuerdo del canto propio de los peregrinos. La misma invocación “Ultreia” —que da nombre al coro pontevedrés que aporta para este registro la valiosa experiencia de haber realizado la grabación íntegra de toda la música del Códice— aparece en el himno “Ad honorem Regi summi”, atribuido en el manuscrito al propio Aymerico, y del que tradicionalmente se ha significado su relacionabilidad con la música popular gallega. La solemnidad del ceremonial catedralicio impresionaría vivamente a los peregrinos que podrían contemplar las procesiones para las que el interior de la Basílica estaba especificamente proyectado; seguramente acompañados estos ritos deambulatorios por composiciones como el “Salve festa dies”, que el propio Codex atribuye al Papa Calixto y destina a este fin concreto: “Cantandi ad proccesionem Sancti lacobi”. Una clara referencia a la búsqueda de auxilio físico y espiritual ante la tumba del Apóstol la encontramos en el bellísimo texto de la antífona del oficio de Santiago “Ad sepulcrum beati lacobi”, que sirve de soporte a una refinada y expresiva melodía que presentamos en dos versiones igualmente posibles. (Las múltiples referencias literarias del Códice y la maravillosa representación pétrea del Pórtico de la Gloria avalan la utilización de ciertos instrumentos en esta música).

“Junto al sepulcro de Santiago los enfermos vienen y son curados, los ciegos iluminados, los cojos se levantan, los endemoniados se ven libres, los tristes son consolados y lo que es más, las oraciones de los fieles son escuchadas; allí extrañas naciones de todos los climas acuden en tropel, trayendo dones de alabanza, Aleluya”.

A medio camino de la música de S. Marcial de Limoges y la escuela de Nôtre Dame, la polifonía del “Libre Sancti Iacobi” representa posiblemente el primer repertorio que utiliza esta novedosa y trascendental técnica musical de auténtico valor y plena vigencia artística. Prueba de ello son estas dos composiciones representativas de este apéndice polifónico del Codex que sin duda representa la parte musical más culta y elaborada del manuscrito compostelano.

Las dos obras, como el resto de la polifonía, están escritas en la misma notación de puntos, aquitana, que utiliza la monodia, lo cual supone una gran dificultad a la hora de enfrentarse a su interpretación. El celebérrimo conductus “Congaudeant catholici” es, tal vez, la más antigua composición conservada con escritura para tres voces reales; el “O audiutor, qui subvenit”, que ya aparecía anteriormente en la monodia, establece sobre ésta, en cantus firmus, un florido y bellísimo discanto que realza un texto en el que se invoca poética y simbólicamente socorro ante los peligros de la vida “tanto en la tierra romo en el Mar”; inspirado en un relato milagroso en el que el Apóstol salvó la vida de un peregrino rescatándolo de las aguas del mar.

Junto con este primer gran repertorio polifónico de la música cristiana medieval como el Codex Calixtinus resulta significativo que otro de los Códices musicales más valiosos y representativos de la época lo encontramos en un hito del Camino como es Burgos. A la sombra de la ruta jacobea, a orillas del río Arlanzón, fue fundado entre 1.180 y 1.187 por Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra, Santa María la Real de Las Huelgas, para acoger una comunidad de religiosas cistercienses que con el tiempo se convirtió en una de las más influyentes y poderosas abadías de los reinos hispánicos, convirtiéndose muy pronto en centro musical de primer orden, como lo demuestra su Códice musical, transición entre el Ars Antigua y el Ars Nova, que estudió y transcribió en trabajo brillantísimo, Higinio Anglés en los años 30. Su música (conductus, organa, prosas, benedicamus y motetes), básicamente de los siglos XIII y XIV , de la cual recogemos varios ejemplos, refleja la importancia de su escuela musical, en la que destaca como maestro de canto y compositor, según se cita en el Códice, a Joannes Roderici (autor por ejemplo del Benedicamus, In hoc festo), que el maestro Filgueira quisiera identificar con el Arcipreste de Hita.

No podían estar ausentes del fenómeno jacobeo las Cantigas de Santa María de Alfonso X que constituyen otro monumento de la música y literatura medievales, verdadera versión sacralizada de la canción trovadoresca occitana que tuvo en el Camino una importante vía de penetración en la España medieval. La misma utilización por el Rey Sabio del gallego como lengua poética es una prueba más de la influencia y prestigio de la ciudad de Santiago como centro cultural.

No son muchas las Cantigas donde aparece el hecho del Camino de Santiago, sobre todo si tenemos en cuenta el elevado número de ellas, pero sí resultan altamente significativas y nos ilustran sobre diversos aspectos de la peregrinación.

Las Cantigas de Santa María 175 y 26 desarrollan relatos milagrosos que ya narraba, en su libro II, el Códice Calixtino. En la primera de ellas encontramos la difundida historia del ahorcado desahorcado, verdadero “bestseller” piadoso medieval que hallamos en otros autores como Cesaren de Heisterbach, Jacobo de la Voragine, o el mismo Berceo. En la cuidada versión alfonsina el hecho ocurre a dos peregrinos alemanes a Santiago que al pernoctar en la ciudad de Tolosa (la vía tolosana era habitual para los peregrinos procedentes de Alemania) son engañados y falsamente acusados por un hereje (probablemente un cátaro) en cuya casa se alojan (recordemos el sermón Veneranda Dies, atribuido al propio Calixto, en el Codex de su nombre, con sus terribles admoniciones a los malos posaderos del Camino). Al final es lógicamente la Virgen María y no Santiago como ocurre en el Codex, la que mantiene vivo al injustamente ahorcado, con el consiguiente castigo al infame acusador.

Aunque en la versión del rey castellano no aparece el tan conocido apéndice del gallo que cantó en la mesa, o la gallina que contestó al gallo, hemos querido dejar constancia sonora de tal tradición, tan enraizada en algunos lugares, especialmente Santo Domingo de la Calzada, hito importante del Camino.

En la Cantiga 26 encontramos también un milagro muy difundido en el que un peregrino, que a pesar de viajar cumpliendo una penitencia lo hace en pecado, es engañado por el demonio haciéndose pasar por Santiago, que le convence, para poder salvarse, a cercenar sus partes nobles, causantes del pecado; lo que le causa la muerte. Cuando ya los diablos radiantes se llevaban su alma, el propio Apóstol Santiago hace acto de presencia para no permitir tal cosa, invocando el juicio de la Madre de Dios, que restituye la vida al romero aunque no aquello que se había cortado para no volver a pecar, el cual acabó sus días de vida en un monasterio en olor de santidad.

Lo interesante de la que lleva por número 184 es, además de su valor musical, la localización del relato en “terra de Santiagu”, algo que no aparece muy frecuentemente, pues son escasos los ejemplos en los que el Rey Sabio ubica los milagros de la Virgen en tierras gallegas. Por el contrario sí encontramos múltiples referencias a la Iglesia y localidad de Vilasirga, donde se centran las narraciones piadosas que recogen las cantigas 218 y 253. La hoy decadente y bella Villalcázar de Sirga fue, en tiempos pasados, un importantísimo jalón del Camino francés a Compostela, cuyos ecos de su pasado esplendor aún se pueden apreciar en su Iglesia-fortaleza de Santa María la Blanca. No nos parece ilógico —aunque en algunos autores cause extrañeza— que en el contexto alfonsino de exaltación mariana, la Virgen obre el milagro en su santuario de curar al peregrino alemán, enfermo y empobrecido, que al regresar de Santiago sin obtener la curación deseada, fuese abandonado a su suerte por sus compañeros de viaje en la citada villa. En la Cantiga de Santa María no 253 encontramos una curiosa referencia literaria a la costumbre, históricamente documentada, de hacer el viaje con la penitencia añadida de portar algún objeto de peso. Efectivamente, un buen peregrino de Francia que cargaba, obedientemente, como se le había mandado, “un bordón de ferro de livras viint'e quatro”, al llegar a orar ante la Virgen de Vilasirga vió como el bordón se partía en dos fragmentos; la imposibilidad de recogerlos pese a ser un hombre fornido, fue la señal que a todos convenció de que sus pecados habían sido perdonados por Santa María, continuando feliz su viaje a Compostela.

En este mismo contexto y en estrecho contacto con la propia corte musical de Alfonso X, o de Alfonso III de Portugal, se enmarca la obra poética de autores a los que hay que situar en torno al foco cultural de Santiago, creando, hacia la decimotercera centuria, un movimiento singular, de corte esencialmente trovadoresco, que conforma una auténtica escuela galaico-portuguesa de expresión lírica. Para nuestra desgracia, la música que acompañaría a estas composiciones no se ha conservado, a pesar de que en algunos cancioneros llegan a verse las pautas que, tristemente huérfanas, estaban destinadas a albergarla.

La maravillosa excepción de Martín Códax con sus cantigas de amigo, cuya interpretación y estudio ha sido esencial y emblemática para nuestra agrupación, junto con unas posibles composiciones auténticas del Rey Don Denís, vienen a llenar un hueco en lo que supone una de las mayores pérdidas de la música antigua europea.

Curiosa y paradójicamente muy escasas en este repertorio, son las referencias poéticas al Camino de Santiago, siendo, como decíamos, la ciudad de Compostela centro cultural aglutinador de muchos de estos poetas. De las dos cantigas de amigo que ofrecemos, la primera de ellas, del trovador Airas Nunnes, nos habla posiblemente de la peregrinación de Fernando III, que se convierte en un buen motivo “Si Deus me perdoa” para viajar en romería a Santiago para ver al Rey, “que nunca vi”, y al “amigo” que con él viene. En la segunda, la referencia poética “Cabalgaba n'outro dia polo camiño francés”, nos lo dice todo, con respecto a nuestro tema, en esta cantiga de amigo del trovador portugués Vasco Gil, con resonancias de pastorela. La maestría de la composición “in modo antiquo” de Manuel Cela, permite que podamos recrearnos, después de muchos siglos, con la audición de estas dos significativas obras.

Por numerosos y diferentes testimonios literarios conocemos la antigua y extendida costumbre del canto de los peregrinos, especialmente franceses y alemanes, con múltiples características y finalidades, entre las que no serían nada raras las mendicantes. Las canciones de este género, alusivas a lugares, ciudades o parajes del Camino, así como a las penalidades del mismo, serían numerosas; muchas de ellas se habrán perdido mientras otras han llegado hasta nosotros de diversas maneras. Del magnífico trabajo recopilatorio de D. Pedro Echevarría Bravo recreamos musicalmente dos de los ejemplos más representativos de este tipo de cantos: “Por avoir mon Dieu propice” aparece recogida en una colección de canciones, impresa en Valenciennes en 1616, que lleva por título “Les Rossignols spirituels ... ”. A lo largo de sus estrofas se van desgranando aspectos del viaje, como su justificación y preparación hasta la llegada a Compostela. Aún más rica en descripciones de todo tipo, que nos describen los pormenores de la ruta, tanto de ida como de vuelta, es la conocida “Grand Chanson des pélerins de Saint-Jacques”, de la que encontramos numerosas variantes en distintas ediciones, como la fechada en Troyes en 1718 y otras posteriores, lo que demuestra lo popular que llegó a ser la “chanson” en toda Francia, especialmente en las regiones que atravesaban las distintas rutas jacobeas.

El espíritu de la peregrinación queda reflejado de muy diversas maneras en el riquísimo romancero hispánico, aunque en la mayoría de los casos ésta sólo sea una excusa o pretexto para distintos argumentos, piadosos o caballerescos. De los tres romances gallegos que se pueden escuchar en esta grabación, dos de ellos los recoge el magnífico Cancionero de Casto Sampedro; en “O Conde preso” aparece el tema de la violación de una “meninha” acaso una romera, en el Camino de Santiago; tema que encontramos en distintas y numerosas versiones peninsulares, con gran variedad de matices argumentales, así como de finales de la narración. También la aparición de la Virgen, o el mismo Jesucristo se puede ver en distintos ejemplos, cual es el caso de “A Romeira” en la que la Madre de Dios se nos presenta como Divina Romera, sirviendo como argumento poético a este bellísimo romance popular; pero tal vez ninguno tan inspirado directamente en el hecho peregrinatorio jacobeo como el que relata la historia de Don Gaiferos de Mormaltan; de posible origen medieval, recogido y probablemente reelaborado por Murguía; popularizado, sobre todo, por D. Faustino Santalices, esta bella muestra de la literatura popular gallega es, tal vez, reflejo del histórico viaje a Compostela de Guillermo IX de Aquitania, el duque trovador, que, según la tradición, murió en la propia catedral el Viernes Santo de 1137. En el romance el anciano peregrino es ayudado por un joven compostelano que vuelve a su tierra; tras invocar al Señor Santiago para que le de fuerzas, D. Gaiferos logra culminar, con su acompañante, su anhelado fin. Tras agradecérselo al Apóstol, entrega su vida a los pies de su tumba, lo que es considerado como un milagro, del cual es testigo el propio arzobispo, que manda enterrar al noble peregrino en la propia basílica.

Gracias a la curiosidad y a la sensibilidad artística de D. Santiago Tafall Abad conservamos el recuerdo de la interpretación de viejos romances de ciegos ante la Puerta Santa, como él mismo nos informa en un artículo sobre el particular en un Boletín de la Real Academia Gallega de 1.919:

“Terminadas las vísperas al anochecer, ya estaban los ciegos entonando sus canciones ante la Puerta Santa. La curiosidad, y acaso también el deseo de burlarme, lleváronme a oírlos; pero bien pronto me impresionaron agradablemente aquellas melodías, sobre todo las tres primeras que más abajo van anotadas, y trocáronse mis malas intenciones en sentimientos de benevolencia y simpatía”.

“Anotó las melodías mi hermano mayor, a la sazón organista de la Basílica, y conservelas yo luego como muy apreciable curiosidad, sin sospechar que hubiesen nunca de llegar a publicarse. Hoy, sin embargo, desconocidas para la mayoría de las gentes, por haber desaparecido hace ya, por lo menos cuatro o cinco jubilares, la costumbre de cantarlas debido, sin duda, a la manera de ser de nuestra época y, sobre todo, a la falta de los que hacían: no carecerá de interés, seguramente el conocimiento de estas canciones, últimos ecos de la acendrada piedad de nuestros mayores, que en todas las manifestaciones de la vida hacían brillar su muy arraigada fe”.

De las cinco canciones a las que hace referencia Tafall, la segunda de ellas hace una ingenua pero interesantísima narración de los hechos históricos, derrota de D. Rodrigo, tributo de las cien doncellas, batalla de Clavijo, que, según el romance, conllevaron la creación del Voto de Santiago, “El voto que hoy se paga al Santo ofrecen”

Si comenzamos nuestra peregrinación musical con el más antiguo e ilustre himno jacobeo, el Dum pater familias, la concluimos con el más moderno, históricamente hablando, y popular de ellos, el “Himno al Apóstol Santiago”, del Maestro de Capilla de la Catedral D. Manuel Soler Palmer, estrenado el 31 de diciembre del mismo año de 1919 al que anteriormente hacíamos referencia, en la apertura solemne de la Puerta Santa. La interpretación de esta obra nos permite poner colofón a nuestro trabajo con el maravilloso e incomparable sonido del órgano catedralicio.

Dios ayuda y Santiago.
Pontevedra, Julio 1999, Año Santo Compostelano
FERNANDO OLBÉS DURÁN








HERRU SANCTIAGU

The finding of a sepulchre containing the remains of St. James the Elder in far western Galicia brought about transcendent consequences for the Christian kingdoms on the Iberian Peninsula at a turning point in their development as well as an unprecedented repercussion all over the Mediaeval Christian World which has prolonged through the centuries ever since. It will start the complex phenomenon of the pilgrimages to the tomb of the Apostle in Compostela, which will at once turn into a spiritual and cultural centre of first rank. Together with Rome and Jerusalem, Santiago will become a most popular destination for Christian pilgrims.

The idea of travelling to a holy place goes back in history to very old times. For Christian spirituality, Spanish “peregrinar” (maybe from Latin “per agrare”) is a cross-country march or walk towards a destination which, in some way, is the symbol and represents on earth the supernatural destiny of humans. The departure of the pilgrim means an inevitable break with everyday life; it is a victory of spirit of sacrifice. Quoting Professor Filgueira Valverde: “Peregrinar” is travel in prayer which is the same as travel in song. Songs are the pray and they are the leisure. Walking and walking is the pilgrim's task and, like all jobs, it has to be eased up, according to St. Augustine, with divine canticles”.

Undoubtedly, apart from the political, social, economic and religious connotations, the pilgrimages to Compostela brought about fundamental artistic consequences to western culture.

Along the Ways to Santiago, for example, the Romanesque art was created and spread, and the same happened with Mediaeval Lyrics and the Epic Cycles and Gregorian Chant was introduced definitely into the kingdoms of Spain. That is why we often hear about an “art of pilgrimages” or a “ Music of the Way”.

Nevertheless, we should be aware of the difficulties when trying to get into a music which sets so many questions: What did the pilgrims sing? What sort of music did they listen to? What was its real function? The lack of reliable sources or documents or the loss of old traditions makes it hard to clarify whether it is more appropriate to talk about the Music in the Way or the Way in the Music, that is, what music pilgrims invented and sang and what was found on the way, connected to church services or not. And there is also that music which has the Way itself as a source of inspiration.

With this in mind, we have compiled the music of this record. Our aim has been to put in your hands some music of “the Way to Santiago” accurate and faithful to the one that pilgrims sang and heard throughout the time, from Middle Ages up to early this century.

The first musical repertoire definitely Jacobean, and perhaps the most valuable, is found in the Codex Calixtinus. This Codex is the oldest and most complete compilation of Liber Sancti Jacobi, kept and exhibited in the cathedral of Santiago. This great piece of work was possibly ordered by Archbishop Gelmírez, though it is thought to have been written by several authors at the “Scriptorium Cluniacense”. The manuscript itself shows writer Aymerico de Picaud in one of its pages.

The Codex is the most complete musical collection in honour of a unique saint. There, not only canticles to Apostle St. James (chants of the “Propium” of the mass) are to be found, but also a full guide for pilgrims. Calixtine Codex stands for a true form of publicity and diffusion of the Apostle's cult. In this recording, we pick up several compositions to show the richness and variety of this repertoire. The songs selected summarise the different forms of the religious music related to the Way.

The renowned hymn “Dum Pater Families” gathers the learned, cultivated features of Latin hymns. Throughout the different stanzas, they recount how Hispania is devoted to St. James apostolate and the word “Jacobus” in its different Latin variants appears in each stanza. This hymn contains the world famous “Herru Sanctiagu” from clear Germanic origin, and the cry or invocation of old crusaders “E Ultreia e Sus Eia!” that could be a remembrance of the chants of the pilgrims. That same invocation “Ultreia” appears in the hymn “Ad honorem Regi Summi”, attributed to Aymerico in the manuscript. Traditionally, “Ultreia” has been related to popular Galician music and The Choir of Pontevedra, which has had the valuable experience of recording all the music of the Codex is named after it.

The Cathedral and the solemnity of ceremonies would impress the pilgrims who could watch an take part in processions along the aisles of the Basilica, specifically designed for that. Processions and ceremonies probably accompanied by compositions like “Salve Festa Dies” attributed to Pope Calixtus by the Codex and destined to this concrete end: cantandi ad proccesionem Sancti Jacobi.

In the beautiful antiphon of St James's service “Ad Sepulchrum Beati Iacobi” we find a clear reference to a search of physical and spiritual help at the shrine of the Apostle. This chant has such refined and expressive melody that we offer it in two equally possible versions. Multiple literary references in the Codex and the wonderful stone work of Portico of the Glory justify the use of certain instruments in this music.

“To Sr. James's tomb the ill comes and is cured, the blind is given light, the crippled stands up, the possessed is freed, the sad is given consolation and what is more, the prayers of believers are heard. There, strange peoples from all climates rush singing praises to the Saint, Alleluia!”

Liber Sancti lacobi is perhaps the first repertoire to use polyphony, half way between the music of St. Martial of Limoges and the School of Notre Dame. These two compositions are good examples of that polyphonic repertoire of the Codex and they represent the most learned and cultivated part of the manuscript.

Both pieces, like the rest of the polyphony are written in the same writing of dots as the monody uses. This implies great difficulty when you ay to perform it. The ConductusCongaudeant Cathotici” is the oldest composition preserved with script for three real voices. The “O Audiutor / Qui subvenis”, which had appeared before in a monody, modifies it with an extremely beautiful Discantus. In poetry and symbolism, the text implores help to face the dangers of life “on land as well as at sea”. It is inspired in a miraculous story in which the Apostle saved the life of a pilgrim rescuing him from a rough sea.

Together with this first great polyphonic repertoire of Calixtine Codex, it is not surprising that another of the most valuable and representative codices of the time is found in Burgos, an important landmark of the Way itself. On the Jacobean Route, and on the bank of Arlanzón River, the monastery of Sta. Maria la Real de las Huelgas was founded between 1180 and 1187 by King Alfonso VIII and Leonor of England. It was first run by Cistercian nuns to become, later on, one of the most influential and powerful abbeys in Hispanic kingdoms.

Very soon, the monastery was a music centre of first rank. There they keep a musical Codex, which is a most valuable example of transition from Ars Antigua to Ars Nova. This manuscript was studied and transcribed in the 1930s by Higinio Anglés. Its music (conductus, organa, prosas, benedicamus and motetes), basically from XIII and XIV centuries, reflects the importance of this school. According to the Codex itself, Joannes Roderici, author of songs like the Benedicamus In hoc Festo, is an outstanding master of the chant and a composer.

The Cantigas de Santa María (Canticles of St. Mary) of King Alfonso X could not ignore the Jacobean phenomenon. They constitute a monument to mediaeval music and literature.

These chants are really religious versions of the songs sang by poets and minstrels in Southern France. The minstrels' lyrics then used the Route to Santiago to penetrate and spread throughout mediaeval Spain.

The use of Galician as language of poetry by King Alfonso gives proof of the prestige and influence of the city of Santiago as a centre of culture.

The Cantigas based on the Way to Santiago or where the Way is mentioned are scarce, considering the large number of them. They are, however, of high significance and enlighten several features of the pilgrimage.

Cantigas number 175 and 26 recount miraculous stories that had already appeared in Book II of Calixtine Codex. In the first one, we are told the popular story of the hanged unhanged. This song is a pious mediaeval best-seller to be found redundant in other authors like Cesareo de Heisterbach, Jacobo de la Voragine and even Gonzalo de Berceo.

In King Alfonso's version, the characters of the event are two German pilgrims on their way to Santiago. While sleeping at night in the town of Tolosa (as it was usual for pilgrims from Germany), they are fooled and dishonestly accused by a Cathar heretic, owner of the house where they are lodging. Here, it is Virgin Mary, not St. James as it happens in the Codex, who maintains the hanged alive till the falsehood is made clear and the accuser punished.

Although the so popular appendix of the rooster which “sang” in the Mass or the hen which answered the rooster does not appear in the version of the King, we have wanted to put that legend on record. We must remember that this tradition is consistently present in some places of the Route to Santiago, especially Santo Domingo de la Calzada.

In Cantiga 26, we find again another widely spread miracle: disguised as St. James, the Devil persuades a pilgrim to mutilate his genitals so that he can gain salvation because they are the cause of his sins. The result of such mutilation is the death of the pilgrim. When the Devils are about to get hold of his soul, Apostle James turns up not to let such thing happen. Interceding the Saint, the Mother of God gives life back to the pilgrim, although his genitals are not restored so that he won't sin again. The pilgrim ended his days in a monastery leading a life of sanctity.

Song 187 is interesting, not only for the musical value, but also for the location of the story in “terra de Santiagu” (the land of St. James). The examples of miracles of Virgin Mary collected by the King are rarely located in Galician land; but we certainly find multiple references to the church and town of Vilasirga. Cantigas 218 and 253 place their pious narratives in this city. The beautiful town of Villalcázar de Sirga, today in decay, was then an important spot on the French Way to Compostela. Its importance and splendour can still be appreciated in the fortress-church of Santa Maria la Blanca.

It is not strange that the Virgin performed miracles in her sanctuary like, for example, when she healed a German pilgrim who returned from Santiago in poverty and without obtaining the health he had come to implore from the Saint. The cure takes place in that city after the pilgrim is left behind by his fellow travellers. Devotion to Mary was deeply popular throughout the Middle Ages and it counts for the numerous “romerías” (pilgrimages) to the Virgin held in Galicia today all along the year.

In Cantiga number 253 we find a curious literary mention of the habit that some pilgrims followed bearing a heavy object on them as an act of penitence while they travelled. In fact, a French pilgrim who was obediently carrying “un bordón de ferro de livras viint'e quatro” (a pilgrim's 24-pound iron staff), when he came to pray to the Virgin of Vilasirga, he saw how the stick broke into two pieces. Although he was a strong man, he was not able to pick the pieces up again. That was the proof that his sins had been pardoned by Sr. Mary and he joyously continued his journey to Compostela.

In this same context and from the entourages of Kings Alfonso X or Alfonso III of Portugal, we frame the poetic production of other authors closely connected to the culture of Compostela. These poet-musicians form a peculiar, minstrel style movement which achieved splendour through the XIII century. They conform a real school that we name Galaico-Portuguese today. Unfortunately, the music of these compositions has not been preserved.

Martin Codax, with his Cantigas de Amigo, is a wonderful exception and they fill in that gap left by one of the most unfortunate losses of ancient European music. Its study and performance has been for long basic and emblematic to our group. In recent years, however, new compositions, possibly by King Don Denis of Portugal, have been found. We hope that its study will let us know these lyrics better.

Poetic references to the Way to Santiago in the Galaico-Portuguese lyrics are very scarce, what is really surprising since, as we have said, the city of Compostela was the cultural centre of many of these poets.

We offer two Cantigas de Amigo here; the first of them, by Minstrel Airas Nunnes, is possibly referring to the pilgrimage of King Fernando III. The Iking's presence is a good excuse to travel to Santiago to see Fernando “que nunca vi” (whom I have never seen) and the “Amigo” who travels with him.

In the second one, the verse “Cabalgaba n'outro dia polo Camiño francés”(I was riding another day along the French Way) is an obvious reference to the topic of the pilgrimages to Compostela. This Cantiga de Amigo, by the Portuguese minstrel Vasco Gil, introduces dear similarities with the so called “Pastorelas”. The accuracy and skill of the compositions “in modo antiquo” (on the old fashion) let us enjoy these significant masterpieces so many centuries later.

Through numerous and varied literary evidences we are then acquainted with the old, popular habit of singing that pilgrims had, especially French and German pilgrims. These song display multiple features and purposes among which the mendicants or songs for begging are most likely.

Chants of this kind, mentioning different places or towns of the Route as well as the hardship and sufferings of the pilgrims are countless. Many of them are now lost though others have come up to us in different forms.

From the excellent work by D. Pedro Echevarría Bravo, we recreate two most representative examples of this kind of chants. “Pour avoir mon Dieu propice” first appears among a collection of songs printed in Valenciennes in 1616 with the title “Les Rossignols Spirituels”.

Along the verses and stanzas, the artist describes different aspects of the journey, from its justification and preliminaries to the arrival in Compostela.

Still more prolific in all sorts of descriptions is the well known “Grand Chanson des Pélerins de Saint-Jacques”. Numerous versions of this song are found in different editions like the one dated in Troyes in 1718 and others published afterwards. Evidences exist that the Chanson became extraordinarily popular all over France, especially in those regions crossed by the different Jacobean Routes.

The spirit of pilgrimages is patently reflected in various forms by the Spanish Romancero, though in most cases this is only an excuse or pretext to set forth their pious or chivalrous plots.

Three Galician Romances can be heard on this recording. Two of them are compiled by the Cancionero of Casco Sampedro. “O Conde preso” (The imprisoned Count) relates the raping of a “meninha” (little girl), perhaps a pilgrim, on the Way to Compostela. This topic is found in numerous versions across the country. Both the topic and the end of the narrative offer several variants and shades.

Apparitions of the Virgin, or even of Jesus Christ, are also found in different poems. That is the case of “a Romeira”, for example, where the Mother of God is described as Divine Pilgrim in In extremely beautiful popular romance full of poetry.

None of the Jacobean romances presents such close relationship to Santiago as that in which the story of Don Gaiferos de Mormaltan is told. This romance, probably from Mediaeval origin, was compiled and possibly modified by Murguía. It gained tremendous popularity, above all, through the version by D. Faustino Santalices. This excellent sample of Galician popular literature is, maybe, a result of the historical journey to Compostela made by William IX of Aquitaine, the Minstrel Duke. Tradition says that he died in the cathedral on Good Friday of 1137.

In the poem, the old pilgrim is helped by a young Compostelan returning to his land. After imploring strength from Señor Santiago, Don Gaiferos and his journey mate manage to arrive in Compostela, their so longed-for destination. After thanking the Apostle, he surrenders his life beside the Tomb, which was considered a miracle. The Archbishop himself is an exceptional eyewitness of his death and, deeply moved, gives orders for the noble pilgrim to be buried in the Basilica.

Thanks to D. Santiago Tafall Abad, his curiosity and artistic sensitivity, we still keep memories and descriptions of blind men singing old romances at the Holy Door. He wrote, for instance, this meaningful story in a Bulletin of Galician Royal Academy in 1919: “No sooner had Vespers concluded in early evening than the blinds were already starting their songs before the Holy Door. Curiosity and maybe my wish to make mock brought me to listen to them; but very soon I was pleasantly touched by their tuneful melodies, especially those which are noted down below, and my ill intentions then turned into feelings of benevolence and sympathy...”

Of the five songs noted down by Tafall, the second one provides a naïve but extremely interesting account of some historic events: Don Rodrigo's defeat, The Tribute of the Hundred Maidens and the Battle of Clavijo, which, according to these romances, was the origin of the renowned “Vow of Santiago”.

If we start our musical pilgrimage with the oldest and most illustrious Jacobean hymn, “Dum Pater Familias”, we conclude it with the most modern in history and most popular of them: “The Hymn to Apostle Santiago”. This Hymn was composed by the Cathedral Grand Choirmaster D. Manuel Soler Palmer and was first performed on December 31, 1919 for the solemn opening of the Holy Door. The interpretation of this hymn permits us to put a close to our work with the wonderful and incomparable sound of the cathedral organ.

God helps and Santiago.
Pontevedra, July 1999, Compostelan Holy Year
FERNANDO OLBÉS DURÁN