Pasión sufí
Said Belcadi Ensemble · Eduardo Paniagua






peumapaniagua.es
Pneuma PN-1120
2009







1. Por Dios, cuántas noches :: falillahi kam min laylatin [9:51]
فلله كم من ليلة
ibn al fáriD, 1181-1235 · muwwál nahawand-‘iráq ‘ajam
canto, nay, salterio y cántara


2. Que mi Señor te guíe :: ra‘áka rabbí [9:56]
رعاك ربي
al-Harraq, 1772-1845 · muwwál rasd dayl · rasd · raml al-maya
canto, nay y pandero


3. Pobre amante [3:22]
taqsím salterio y nay · Hijáz kabír


4. La pasión, oculta :: 'ukhfí l-hawá [7:00]
أخفي الهوى
anónimo andalusí · muwwál Hijáz kabír
canto, salterio y nay


5. Decid a quienes no saben :: qúlú li man laisa yadrí [3:58]
قولو لي من ليس يدري
anónimo andalusí  · San‘á quddam msharqí
canto, salterio y nay


6. Grito mi queja [2:45]
taqsím laúd · mazmúm




7. Cuando llegue la oscuridad [pregunta] :: sal fí aZ-Zalám [7:22]
سل في الظلام
ibn sahl, 1212-1251 · muwwál mazmúm
canto, laúd y nay


8 - [2:43]
al-Harráq, 1772-1845 · Antes del vino :: qabla khamri
قبل خمر
al-shushtarí, 1203-1269 · Ay, alfaquí :: ahin yá dá l-faqíh
أه يا دا الفقيه
muwwál mazmúm
canto, laúd, nay, salterio, rabab, darbuka, pandero y tar


9. Déjame beber [5:43]
taqsím nay y salterio · síka kurd


10. Un fuego ardiente [6:22]
ibn al fáriD, 1181-1235 · muwwál y yalalá
canto, salterio, fuego y grillos
No me consideréis artificioso en mi pasión :: la taHsibúní fí l-hawá mutaSanni‘an
لا تحسبوني في الهوى متصنعا
Vosotros sois mi obligación religiosa :: antum furúDí wa-naflí
أنتم فرضي و نفلي






SAID BELCADI ENSEMBLE • EDUARDO PANIAGUA

Said Belcadi, canto, laúd, darbuka y tar
Abdel Wahid Senhaji, nay
Ahmed al-Gazi, rabab y darbuka
Eduardo Paniagua, salterio, pandero y cántara


Grabado en 2009 en AXIS, Madrid, por Huho Westerdahl
Selección del programa: Said Belcadi
Arreglos musicales y textos: Eduardo Paniagua
Traducción de poemas: Andrés Guijarro





PASIÓN SUFÍ

La música andalusí ha sido y es un entretenimiento insustituible tanto en el ambiente de la fiesta como en el ámbito de la expresión de los sentimientos religiosos. A través de la música y de sus cualidades se busca la excitación hasta el grado de éxtasis. La música de al-Andalus se relaciona con todo lo que embriaga: los instrumentos interpretados con virtuosismo, las copas de vino y licores, el embeleso de jardines perfumados, la amistad efusiva.

El canto puro está relacionado con el culto religioso o es derivado de él. Las melodías del culto nos llevan a un pasado más lejano que cualquier otra clase de melodías. El culto las adscribe a una tradición guardada con una eficacia de magia conductora que las hace inmutables. La libre entonación en los pasajes de canto a solo se corresponde con momentos de tensión espiritual que hacen renovar su intención en cada giro melódico. En contraste a esta característica, en el canto a coro hay entonación fija con movimientos seguros y uniformes.

Los sufíes cantan la música religiosa con verdadera devoción, a menudo con textos eróticos de mística interpretación. Se acompañan en ocasiones con instrumentos cuyos sonidos empujan en la dirección de su intención. Esta música esconde en su interior una gran alegría, que más que a la acción lleva a la reflexión y a la contemplación. La música arabo-islámica busca lo que embriaga frente a lo que domina o dirige.

Los instrumentos conservan siempre el sentido primitivo del acompañamiento al canto y cuando suenan en la música instrumental también evocan el eco de la expresión humana del canto.

En el nay los sonidos surgen de la respiración sobre un sólo tubo sonoro con agujeros matemáticamente dispuestos. En el salterio (qanún) todo depende de la ordenación de su multitud de cuerdas, según su tamaño y tensión. En la sonoridad del laúd es esencial su cuerpo resonante y la disposición del mástil para acortar sus pocas cuerdas mediante la presión de los dedos en sitios inteligentemente determinados.


EL MUWWÁL

En la música árabe es fundamental la relación de los sonidos y las escalas con las fuerzas cósmicas. Estas escalas denotan su afinidad con las cualidades del cuerpo y del alma. La consonancia es la fuerza básica que influye en la construcción de las melodías. Y lo que define las escalas musicales, más que en la distancia exacta de los intervalos, es el movimiento ascendente y descendente de las notas. En la tradición las melodías se agrupan y ordenan según la núba (o el maqám). Influida por el estilo originario islámico, la núba de al-Andalus se reconoce en la escala de alguna de sus partes esenciales; en la introducción instrumental (bugya), en los solos instrumentales taqsíml yen los cantos libres inshád y muwwál

En el taqsím fluyen los sonidos del instrumento en ritmo libre. El tema musical es diferente en cada interpretación pero no difiere del modelo único marcado por la escala de la núba. El taqsím no es una libre improvisación, ya que ha de ceñirse a unas reglas y dividirse en sectores. En cada parte las frases musicales pueden mostrar diferencias y repetirse enriquecidas con adornos que las hacen variar, siempre que conserven el tipo melódico y no falsifiquen ninguna de sus cualidades emocionales.

El canto del muwwál sigue un tiempo rítmicamente libre que se crea siempre nuevo. Sus motivos melódicos aparecen como citas fieles al modelo que marca la escala de la núba. En el muwwál las propiedades melódicas de la núba no se agotan, pues ésta no es sólo una tonalidad, sino que se asocia a un estado de ánimo, un contenido emotivo especial, una expresión del afecto, una intención que los griegos llamaban ethos.

Valor y virtud, amor entregado, tristeza melancólica, alegría pletórica, serenidad estática; la núba trasmite todos estos estados del alma a los oyentes. Influye sobre las enfermedades, especialmente las del espíritu y del alma. Se identifica con el poder primigenio de la música y su naturaleza sobrehumana, al poder domesticar a las fieras y hacer fructificar a la tierra y crecer a las plantas. Estos maravillosos efectos que produce la música llegan a configurar o transformar el carácter de los seres vivientes, pero un tipo melódico produce sus efectos sólo a las horas que le son propicias. No se deben ejecutar las melodías de la tarde en la mañana, ni al mediodía o en la noche. La fiesta tiene su círculo de melodías durante toda la jornada, incorporando los caracteres humanos al devenir de los momentos según el discurrir del sol y la luna. Por eso una melodía nos atrae y nos conmueve en una escucha y no en otra, según sea el momento y nuestro estado anímico predominante.

En los muwwál de este trabajo, el canto y el nay discurren por un camino fuera de un esquema rítmico fijo. El ritmo de la canción lo marca la secuencia de respuestas canto-flauta. El laúd y el salterio, por su carácter punteado, tienen su expresión en grupos de notas en los que el ritmo sigue oscilaciones en el curso de su melodía. El nay que sigue al canto, el laúd que le da ritmo y el salterio que le envuelve y le acompaña deben realizar en el ejecutante y en el oyente el equilibrio, la tranquilidad y la ponderación del alma que exigen los poemas cantados y los modos musicales de las núbas seleccionadas, para la expresión de la pasión sufí.


LOS POETAS

“Mi corazón danza, y tiemblan mis articulaciones,
aplaudiendo como un cantor; y mi espíritu como una cantora”.

Ta'iyya al-Kubrà

Ibn al Fárid, Cairo 1181—1235, “sufí consumado” dado a la música en interminables sesiones de Samá, danzó en una ocasión en una plaza del zoco hasta llegar al paroxismo, desvistiéndose más tarde de todo cuanto llevaba. Cuando se dirigía de esta manera hacia la oración en la mezquita al-Azhar, el gentío se disputaba sus ropas por la calle, como si se tratase de las reliquias de un verdadero maestro, pues aunque no creó escuela, fue el eje espiritual de los maestros de su época y admirado por todos los practicantes del sufismo.

Ibn Sahl, Sevilla 1212—Ceuta 1251, es uno de los grandes poetas andalusíes del siglo XIII. Nacido en una familia judía en Sevilla, a pesar de su herencia hebrea, Ibn Sahl fue un musulmán devoto. Su diwan (antología) es un testimonio de su sentimiento religioso. Aunque criticado por beber vino, la sinceridad de su conversión nunca fue cuestionada. Cuando Sevilla fue tomada por Fernando III de Castilla en 1248, Ibn Sahl marchó a Ceuta, donde se convirtió en el secretario del gobernador almorávide Abu Ali Ibn Khallás. Al morir en un viaje en barco, el gobernador exclamó: “la perla ha vuelto al mar”.

Shushtarí, Guadix 1203—Damieta 1269, desde su adolescencia se inició en las prácticas de los sufíes. Fue reconocido como un maestro de carácter excéntrico y sus obras pronto fueron cantadas pasando a formar parte de las prácticas de Samá tanto en el Magreb como en Oriente.

Mohammed al-Harraq, Chefchaouen 1772 —Tetuán 1845. Discípulo de al-Darqawi es un reconocido poeta y maestro sufí del que conocemos tres diwan (colecciones de poemas), que hoy se cantan con gran aceptación popular en las cofradías de Marruecos y Oriente.

Eduardo Paniagua