Perfume Mudéjar
Axivil Aljamía con el cantaor flamenco Pedro Sanz


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pneumapaniagua.es
deflamenco.com
medieval.org
Pneuma «Colección Histórica (Renacimento)» PN-1020
febrero de 2008









01 - Paseábase el rey  moro  ·  romance      [8:29]
Relata la toma de Alhama en 1482. La letra y la melodía deben de ser de una fecha cercana a los hechos
y está recogida en los libros de vihuela de Luis Narváez (1538) y de Diego Pisador (1552).

02 - Ishbilya  ·  instrumental   [5:03]
Está compuesta por Felipe Sánchez Mascuñano a modo de las introducciones instrumentales andalusíes.

03 - La mañana de san Juan  ·  romance   [7:38]
Relata la toma de Antequera en 1410. La letra y la melodía deben de ser también cercanas al acontecimiento.
Sobre ella Diego Pisador compuso una canción a 4 voces.

04 - Míos fueron  · canción      [8:27]
Hay tres versiones de esta canción en el Cancionero Musical de Palacio, siglo XV. Dos de Mondéjar y una de Ponce.

05 - La mi sola Laureola  ·  instrumental      [5:24]
Es también del Cancionero Musical de Palacio. Versión de la canción La mi sola de Ponce.

06 - De Antequera  ·  romance   [13:34]
Relata los mismos hechos que La mañana de san Juan.
La melodía fue usada por Cristóbal Morales que compuso una pieza a 4 voces con ella.
Fue puesta en vihuela por Miguel de Fuenllana (libro de 1554).

07 - Sospiros / Rifkan  ·  canción      [8:05]
Es de Badajos y está en el Cancionero Musical de Palacio.
Para el final, se ha añadido la saná  “Rifkan”, de la nuba “Ushshaq”, andalusí de Marruecos.

08 - Tres morillas  ·  canción      [6:36]
La versión utilizada es la original anónima del Cancionero Musical de Palacio.




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Axivil Aljamía
con el cantaor flamenco Pedro Sanz
dirección · Felipe Sánchez Mascuñano

Cesar Carazo · canto y fídula
Xurxo Varela · canto y vihuela de arco
Wafir S. Gibril · percusiones y ud
Jaime Muñoz · ney, kaval, ajabeba, gaida, cornamusa y chalumeau
Javier Paxariño · flautas traveseras de caña y chalumeau
Jota Martinez · zanfona
Pedro Estevan · percusiones
David Mayoral · percusiones
Felipe Sánchez Mascuñano · laúd y guitarra medieval

colaboración de Eduardo Paniagua · qanún


Recreaciones, instrumentación y arreglos: Felipe Sánchez Masculiano
lshbilya: composición de Felipe Sánchez Mascuñano

Grabado en febrero de 2008 en Estudios Infinity, por Pablo Baselga


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Este CD cubre perfectamente la ideología y objetivos de Pneuma, una colección de música relacionada con la historia de España que, junto al rigor y la documentación, tenga la valentía y la libertad del intérprete para hacer viva la música antigua. Agradezco a Felipe Sánchez Mascuñano la propuesta de que edite su trabajo Perfume Mudéjar en Pneuma, y que además me proponga como intérprete de qanún en su composición Ishbilya.

El rastreo de arabistas, romanistas, musicólogos y músicos para vislumbrar la riqueza de los influjos de las culturas musicales árabes y judías españolas desde el medievo al romanticismo va en aumento. Grupos musicales españoles como Atrium Musicae de Gregorio Paniagua (1967-82), Cálamus (1980-1995), Mudéjar de Begoña Olavide, desde 1993 y mi propio grupo Música Antigua desde 1994, han experimentado la interpretación de este mundo fronterizo.

Axivil de Felipe Sánchez con este trabajo da un paso más en la revisión de las fuentes musicales de los Cancioneros de los siglos XV y XVI, bajo la influencia de la música andalusí-magrebí y del oriente musulmán.

Por ello felicito a Felipe y daré seis motivos de  mi valoración positiva de su resultado:
1. La importancia capital del ritmo, tomada del mundo andalusí.
2. La riqueza tímbrica, la expresividad y el colorido de la instrumentación, junto a la ornamentación y a los momentos de libre improvisación.
3. La elección de la voz solista, cante natural mediterráneo, experimentado en la riqueza técnica de la tradición del flamenco, que se aleja voluntariamente de la educación vocal posterior al tiempo del barroco.
4. Conjunción del solista con el resto de voces en una polifonía acertada y sorprendentemente natural.
5. La fuerza expresiva de los instrumentistas, donde se descubre técnica y experiencia (tablas) en otros muchos tipos de estilo musical.
6. Los arreglos musicales de Felipe que hacen viva la lectura de esta selección de conocidas partituras antiguas.

Eduardo Paniagua


LOS QUE NO SE QUISIERON IR

La música andalusí dejó un poso en la tradición musical española cuya solera esta fuera de toda duda. Los esfuerzos de algunos estudiosos por negar esta presencia fueron en vano, la belleza de la música hecha en aquella península medieval ha prevalecido y se encuentra en auge gracias a la pasión de algunos contados músicos, como los que forman el grupo Axivil, comandados por Felipe Sanchez Mascuñano. Desde hace años vienen haciendo una encomiable labor de recuperación de un repertorio olvidado y ahora, metidos a perfumistas, nos regalan ocho números de inspiración mudéjar, el arte musical practicado por los moros que no se quisieron ir. Lo afirma la letra por bulerías: 'mora de la morería, Juanola la puso el cura, Juanola pa toa la via'. Esa herencia esta presente en los instrumentos, aquí como abanico multicolor de cuerda, viento y percusión. Se encuentra por supuesto en la rítmica, midiendo el tiempo en síncopas morunas y acentos del sur. Y también en los modos melódicos y armónicos, emancipados de Europa para crear un lenguaje musical propiamente andaluz e ibérico, con tonalidad propia. La elección de los músicos es muy acertada, destacando todos y cada uno de ellos en sus respectivos instrumentos, tanto en lo virtuoso como en lo artístico y que, como se aprecia en cada compás, se han entregado en cuerpo y alma a este proyecto de Felipe Sánchez. Y la voz.

Si la instrumentación recrea con buen tino la atmósfera sonora andalusí, la aportación más notable se encuentra en lo vocal. Axivil incorpora a un cantaor flamenco para interpretar los cantables. Celebramos la novedad. Todo cobra sentido cuando la música de ascendente morisco, generalmente interpretada con impostaciones poco ibéricas, se interpreta como lo hace Pedro Sanz, proyectando una autenticidad sin precedentes.

La acertada selección del repertorio cierra el círculo. Ocho números que muestran en su variedad el estilo trasgresor que parece inspirar a estos perfumistas. Con Ishbilya, pieza compuesta por Felipe Sánchez, el autor se deja inspirar por las introducciones de la nuba andalusí, marcando la pauta por la que circula todo el disco. El antiguo romance Paseábase el Rey Moro, relato de la toma de Alhama en 1482 e incluido por Luis Narváez y Diego Pisador en sus respectivos libros de vihuela, lo recrean Axivil y Pedro Sanz leyendo con libertad el romance original. Se perciben aromas de campanilleros con el debido rajo cantaor. Otro romance incluido por Pisador en su libro es La mañana de San Juan, ahora se refiere a la toma de Antequera en 1410, pieza que se ha hecho muy popular y que en la version de Axivil acentúan el cantaor y el coro la atmósfera moruna que le es propia. Pero es en la canción Míos fueron, incluida en el Cancionero de Palacio, en la que más y mejor se aprecia la meta deseada con esta experiencia, donde los tonos de malagueña y seguiriya en la introducción (al modo improvisatorio del muwwal), se funden con las fragancias de un pasado andalusí tan presente en la magna colección palaciega. De este cancionero es La mi sola Laureola, de cuyo título se desprenden las notas del tema principal: la-mi-sol-la. Una pieza instrumental a la que se añaden palmas atangadas, destacando las improvisaciones de laúd y percusión, con acentos que nos llevan directamente a Sudán, incluyendo un solo de Wafir, así como unos bongos propios de la tradición musical sudanesa. Los mismos hechos ocurridos en La mañana de San Juan se relatan en De Antequera, basada en el romance que inspiró al genial polifonista Cristóbal de Morales y al vihuelista Miguel de Fuenllana, de la que Axivil hace una version libre, que en la conducción vocal y en las contestaciones del grupo se advierte como pieza muy elaborada. Del Cancionero de Palacio es también Suspiros no me dexeis de Badajos, músico de la corte portuguesa de Juan III. Evocando la nuba andalusí se estructura en varias secciones con un perfume diferente cada una, creciendo desde el aire apacible del principio hasta un agitado final, una saná conocida como 'Rifkan', correspondiente a la nuba 'Ushshaq'. Para cerrar el disco la ya clásica canción anónima del Cancionero de Palacio Tres morillas. Todo el grupo y la voz de Sanz se encargan de poner las esencias necesarias para recrear la música de aquella España que tanto ayudaron a forjar los moros que no se quisieron ir.

Faustino Núñez (flamencólogo)




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REENCARNAR AL PERSONAJE DE DONDE ARRANCA LA MÚSICA

La gran cuestión que tenemos quienes nos dedicamos al estudio de la música de tiempos antiguos es cómo ponerla en el aire para los oídos de los tiempos modernos. No a todos los musicólogos, es cierto, les ha preocupado esta cuestión, porque juega en ellos un papel determinante, sin querer, la mímesis de los estudios sobre las artes plásticas. Reconstruir una ciudad romana en un descampado, como la de Apamea, en Siria, o restaurar un vitral de la catedral de León o de Chartres es una tarea que termina, si se hace bien, en su objeto propio, urbanístico o plástico. Y ahí acaba todo el trabajo de reconstrucción, hasta que el visitante —japonés, pongo por caso- observa la perspectiva del cardo y del decumanos, o contempla las ojivas de la catedral iluminadas por la luz misteriosa que filtran las vidrieras. Desde el siglo XIX hasta nuestros días, la tarea de reconstruir la música del pasado que se han impuesto los musicólogos, ha consistido por lo general en preparar partituras, esto es en reflejar con el mayor cuidado y aparato científico los neumas o notas plasmadas en los manuscritos o impresos antiguos, como si de la restauración de una obra plástica se tratase, y describir su contexto. Pero quien lleva la música al aire es el intérprete, y este, ante la partitura preparada por un musicólogo, se queda desasistido para asumir la mas importante responsabilidad creativa en un arte como la
música, la de hacerla sonar. Nadie le ha descrito la cualidad de quienes fueron los protagonistas - creadores-intérpretes - de la música que le entregan en forma de partitura, nadie le ha puesto en sus manos los mecanismos necesarios para "suplantar" la personalidad artística del creador-intérprete original mientras lleva su música al aire. Es decir, hasta el día de hoy los musicólogos recrean Ios escritos, pero solo los intérpretes son capaces de reencarnar al personaje de donde arranca la música.

Felipe Sánchez Mascuñano, con su grupo de magníficos intérpretes, ha asumido de lleno en Perfume Mudéjar su responsabilidad como intérprete-creador al traer a nuestros oídos música que se produjo en tiempos del amplio marco que conocemos como mudéjar. Las obras que escuetamente nos transmiten los cancioneros de los siglos XV y XVI y que en ellos son pura virtualidad, cobran en sus realizaciones una dimensión sonora que nos sumerge en aquella época y circunstancia por la simbiosis de los intérpretes con la esencia de las mismas obras y, sobre todo, por su esfuerzo para identificarse con los cantores e instrumentistas de entonces.

Quiero señalar especialmente que la realización de algunas canciones por un cantaor flamenco no genera, a mi modo de ver, lo que ahora llaman "música-fusión", esto es mezcla de dos músicas, sino que es un acercamiento más, una inmersión, entre las posibles, en el alma de un cantor medieval o renacentista, alma que no conocemos, porque no nos la dan expresamente las obras escritas, y que sólo puede imaginarse con la experiencia personal del intérprete y con el sentimiento que producen las palabras y las situaciones en que fueron "pronunciadas".

La principal finalidad o, si se quiere, la condición previa de cualquier realización de música antigua o moderna, es la consecución de un producto inequívocamente artístico. Cuando la música viene sustentada sobre las rigurosas y necesarias bases de la reconstrucción arqueológica pero no cumple esta finalidad artística, está radicalmente viciada. Hay que valorar muy positivamente, por tanto, el esfuerzo de Felipe Sanchez Mascuñano y su grupo para que la música de este disco no quede, como la notas de los viejos cancioneros, sin vida, sino con el alma de quienes fueron sus creadores y sus primeros intérpretes.

Ismael Fernandez de la Cuesta (Catedrático de Musicología)


AUTENTICIDAD DE LA INTERPRETACIÓN

En esta bella y elegante obra Felipe Sánchez Mascuñano y sus músicos han conseguido captar la esencia del mundo musical de Al-Andalus y su amplia paleta de influencias, desde las complejas modalidades orientales y ritmos norteafricanos hasta el polifonismo temprano europeo.

Asombra la autenticidad de la interpretación con frecuentes improvisaciones modales tan características en la música oriental, pero prácticamente ausentes en las grabaciones hechas por los músicos de formación clásica occidental. Resulta muy interesante la participación de un cantaor flamenco para interpretar los romances de la época, lo que contribuye al sabor auténticamente andaluz de esta obra. Pedro Sanz hace un espléndido trabajo, siempre muy expresivo y perfectamente afinado, incluso en las partes polifónicas, estilísticamente muy ajenas a la tradición flamenca.

Los arreglos de Felipe Sánchez son nada menos que asombrosos, Siempre elegantísimos, sobrados de buen gusto, son toda una lección magistral en la variedad de texturas modales y rítmicas. Su autenticidad refleja un conocimiento enciclopédico de la música tanto occidental coma oriental. Felipe muestra una fluidez con la percusión muy insólita para un músico de cuerda y suele divertirse creando las polirritmias más exquisitas entre los instrumentos orientales y occidentales. Por si fuese poco, el domina la forma de acompañamiento oriental (pregunta-contestación) como nadie, lo que hace esta obra imprescindible para cualquier estudioso de la influencia andalusí en el cante y acompañamiento flamencos.

Espero ansioso más obras de este magnífico musicólogo, instrumentalista, compositor y director y su extraordinario grupo.

Enrique Vargas (Musicologo, guitarrista y compositor)



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PERFUME MUDÉJAR

Puedo jurar que no es a propósito pero todos los repertorios de AXIVIL acaban siendo difíciles de encuadrar y en los anaqueles de las tiendas se acaban encontrando nuestros discos....  en apartados y bajo epígrafes que ni a mí mismo ni a muchos que me lo han dicho se nos habría ocurrido buscarlos. Nunca me he jactado de ello y no quiero que lo parezca - más bien es un problema - pero es un hecho que grita a voces que el patrimonio musical español está lleno de resquicios y vericuetos por donde se destila arte a raudales pero que resulta difícil de catalogar con las categorías y nomenclaturas del siglo XXI.

En España se distingue lo mudéjar en la arquitectura, en las maravillosas artes menores, en la jardinería, en la gastronomía...., hasta el idioma castellano incorpora cientos de vocablos que vienen del árabe, por no hablar de los topónimos... pero ¿qué ocurre con la música? Pues no tenemos otro remedio que indagar en las fuentes cristiano-occidentales de nuestro pasado y en lo que queda de la música que hacían los españoles de cultura musulmana de nuestra Edad Media y que, en diversas oleadas, fueron desplazándose al norte de Africa, es decir, en la música andalusí, conservada por tradición oral en Argelia, Túnez y, sobre todo, en Marruecos.

No ha sido difícil seleccionar un repertorio que nos llevara a ese misterioso mundo musical mudéjar.  Porque ya en las mismas melodías, ritmos, giros interválicos y "aire" encontramos un PERFUME que en romances como La mañana de san Juan, Paseábase el rey Moro, De Antequera sale el moro o Tres morillas m'enamoran en Jaén es inequívoco. Un PERFUME que sólo en canciones hechas en nuestra península encontramos, aunque sean canciones incardinadas perfectamente en la tradición musical cristiano-occidental.

¿En qué proporción está presente la cultura hispano-musulmana en estas canciones? Pues no lo sé ni pretendo llegar a saberlo. Sólo puedo decir que, para un músico, mezclar sensaciones musicales, estilísticas y hecho históricos produce una iniciativa musical y estilística de manera casi inconsciente... no hay más que atar cabos y tener ganas de hacer música.

Cómo hacer que ese perfume se huela de verdad y no sea una experiencia íntima en mi mesa de trabajo fue el siguiente paso. El aspecto del sonido mudéjar me lo imaginé parecido al de las actuales orquestas andalusíes de Marruecos pero con la pertinente mezcla de instrumentos árabes y occidentales que existía en la España del siglo XV. De hecho, en las pocas representaciones que conozco de músicos moriscos, éstos llevan en sus manos instrumentos cristianos y, al revés, abundan pinturas y frescos de ángeles músicos que tocan instrumentos plenamente árabes.

El siguiente paso era pensar en el tipo de canto que había que utilizar. Y, escuchando a diferentes cantores andalusíes, es evidente que la técnica de emisión de la voz, el ornamento y, finalmente, el concepto mismo de canto los tenemos, idénticos o muy parecidos, en el Cante Flamenco...Otro cabo que había que atar, pero había más razones para acudir a la ayuda del Cante Flamenco. Que exista una música como el Flamenco, nacida en un país occidental y en plena y viva actividad en el siglo XXI es un hecho portentoso. No sé qué parentesco pueda tener con lo que se cantaba en la España de finales del siglo XV -si se llegase a saber, nos lo dirían los flamencólogos- pero la naturalidad con la que el cante suena en este trabajo es una de las cosas que me producen más satisfacción como músico.

Por otro lado, no encuentro mejor manera de transmitir el dramatismo comprimido de esas joyas literarias que son los romances fronterizos si no es acudiendo a la rotunda expresividad del Cante Flamenco. Además, cuando se oyen expresiones como "desde la puerta de Elvira hasta la de Bibarrambla" o "que de la Alhambra salía" o "paseábase el rey moro" saliendo de la boca de un cantaor flamenco, esas expresiones tienen siempre un sabor irrenunciable.

No sé si estas canciones sonaron así o de forma parecida a finales del siglo XV pero, además de disfrutar de su hermosura musical, también me emociona el pensar que podrían haber sonado más o menos así.

Finalmente, quiero agradecer a todos y cada uno de los músicos no ya su maestría -más que demostrada- sino su entrega. Especialmente a Pedro Sanz, nuestro cantaor, al que sacamos de su órbita para llevarlo a otra galaxia cercana pero inexplorada. Un viaje que ha necesitado mucho trabajo y esfuerzo y Pedro ha solucionado con su mejor equipaje: su arte. También agradecer a Pablo Baselga, nuestro ingeniero de sonido, el despliegue de buen gusto -que tiene mucho- en esta grabación. A Eduardo Paniagua que ha puesto toda su experiencia -que es mucha- a nuestro servicio y a Angeles Burrel, nuestra productora, que ha estado detrás de todas las decisiones -que han sido muchas- que se han tenido que tomar para poner en pie este proyecto.

Felipe Sánchez Mascuñano


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