Campus Stellae  /  Aulas Corales Municipales de León


El Camino de Santiago en la Edad Media · Canciones de Peregrinos







bne.es | emuleon.com
Caskabel  CD-140

1999
[40:49]








1. Congaudeant catholici   [3:18]   Codex Calixtinus (s. XII)   cc  96
C.M. «Catedral de León», Dir.: Samuel Rubio Álvarez

2. Psallat chorus celestium   [2:18]   Codex Calixtinus (s. XI)   cc  2
A.C. «La Anunciata», Dir.: Oscar M. Flórez Jáuregui
Arm. Samuel Rubio Álvarez

3. Gratulemur et laetemur   [1:28]   Codex Calixtinus (s. XI)   cc  76
A.C. «Ponce de León», Dir.: Carlos Alirio Salamanca Olaya
Arm. Samuel Rubio Álvarez

4. Dum Pater Familias   [2:14]   Canto de Ultreia, Codex Calixtinus (s. XII)   cc  117
A.C. «Nuestra Sra. del Carmen» Carmelitas, Dir.: José Miguel Lera Fernández

5. Ad superni regis decus   [1:45]   Codex Calixtinus (s. XII)   cc  98
A.C. «Gumersindo de Azcárate», Dir.: Elena Mª Fdez. Delgado

6. Al Rey de la eterna gloria   [1:41]   Codex Calixtinus (s. XII)   cc  94
A.C. «Nuestra Sra. de Carbajal», Dir.: Aitor Olivares
Arm. Samuel Rubio Álvarez

7. Vox nostra resonet   [1:46]   Codex Calixtinus (s. XII)   cc  102
A.C. «Lope de Vega», Dir.: Elena Mª Fdez. Delgado
Arm. Samuel Rubio Álvarez


8. Don Gaiferos de Mormaltan   [3:24]   Romancero Jacobeo (s. XIII)
A.C. Maristas «Champagnat», Dir.: Juan Carlos Oliveros Villarreal
Cuerno: David de la Calle  |  Fídula: Jaime Palomero Cifuentes


9. Virga de Jesse   [2:39]   Cantiga XX, ALFONSO X «El Sabio» (s. XIII)   CSM  20
A.C. «Divina Pastora», Dir.: David de la Calle Prieto
Arm. David de la Calle Prieto
Fídula: Jaime Palomero  |  Carillón de campanas: Juan Carlos Oliveros  |  Darbuka: Óscar Flórez

10. A creer debemos   [2:02]   Cantiga LXV, ALFONSO X «El Sabio» (s. XIII)   CSM  65
A.C. «La Palomera», Dir.: Carlos Alirio Salamanca Olaya

11. Strella do día   [1:37]   Cantiga C, ALFONSO X «El Sabio» (s. XIII)   CSM  100
A.C. «La Granja», Dir.: Raquel Fdez. Ceregido


12. Mariam Matrem   [2:56]   Llibre Vermell (s. XIV)   LV  8
A.C. Carmelitas «Sagrado Corazón», Dir.: David de la Calle Prieto
Arm. David de la Calle Prieto  |  Pandero: Jesús Angel Recio


13. Helo, helo   [1:40]   «De Musica Libri Septem» de SALINAS (s. XVI)
A.C. «Anejas», Dir.: Carlos Alirio Salamanca Olaya

14. Para verme con ventura   [2:33]   Juan del ENCINA. Cancionero de Upsala (s. XVI)
A.C. «San Claudio», Dir.: Covadonga Barrallo


15. Lorsque nous partîmes de France   [1:41]   Cancionero de peregrinos a Santiago (s. XVIII)
A.C. «Leonés», Dir.: Rosa Sánchez Suárez
Flauta: Mª Antonia Luengos  |  Pandero: Pedro Pérez de Juan

16. Al arribar a Santo Domingo   [1:09]   Cancionero de peregrinos a Santiago (s. XVIII)
A.C. «Virgen Blanca», Dir.: Natalia Rodríguez Ramón

17. Quand nous partîmes de France   [1:46]   Cancionero de peregrinos a Santiago (s. XVIII)
A.C. «Antonio González de Lama» · Colaboración del A.C. «Cerecedo», Dir.: Mª Antonia Luengos Marcos
Flauta de pico: Rosa Sánchez  |  Percusión: Susana Peña

18. Gran canción de peregrinos   [1:49]   Cancionero de peregrinos a Santiago
A.C. «Quevedo», Dir.: Juan Carlos Oliveros Villareal
Arm. Luis Bedmar
Pandero: Jaime Palomero Cifuentes  |  Darbuka: Oscar M. Flórez Jáuregui

19. Sancte Jacobo a Compostel   [3:02]   Cancionero de peregrinos a Santiago (s. XV)
C.M. «Catedral de León», Dir.: Samuel Rubio Álvarez
Arm. Samuel Rubio Álvarez












agradecimientos

Concejalía de Cultura del Exmo. Ayuntamiento de León

Muy Iltre. Sr. D. Samuel Rubio, Presidente de las «Aulas Corales Municipales»

Excmo. Sr. D. Antonio Viñayo, Abad Prior de San Isidoro

D. José Manuel Redondo «Lolo»

D. Abel Pardo, traducción al lleunés

Congregación Hermanas Carmelitas de La Caridad

Aulas Corales Municipales

Y a todos los que de alguna manera han colaborado en la realización de esta obra





Dep. Legal: LE-1.322-1999

CD-140

Coordinación: Charo Romo

Grabación realizada por Estudios Caskabel,
en la Capilla del Colegio Carmelitas «Nuestra Señora del Carmen».
Ingeniero de sonido: Raúl Ferreras Argüello.
Montaje realizado en Estudios Caskabel con un sistema PRO TOOLS 24 mix.

Edita:
Producciones CASKABEL, S.L.
Santiesteban y Osorio, 10
24004 LEON - ESPAÑA















Antonio Viñayo González


peregrinos y canciones por las tierras de león

En el Alto del Carrasco, sobre la vega del Valderaduey, se asomaba el peregrino jacobita a las tierras de León. A la vera del regato, la primera ermita de la Virgen -Nª Sª del Puente-, y primera canción. Al fondo, la población de Sahagún con sus monasterios, el número excepcional y calidad de sus templos, las tumbas de reyes y reinas, la cuba de vino más descomunal desde el Cabo Norte al Finisterre. Que el vino es el aliento del peregrino, le enardece el corazón y pone cantares en sus labios. La estrella sahagunina del Camino es la Virgen Peregrina: Tota pulchra es Maria. En el río Cea y las choperas, salmos responsoriales por las almas de los guerreros cristianos que, allá por el siglo VIII, fueron abriendo la Ruta hacia el sepulcro del Apóstol. Según la primera Guía del Códice Calixtino, de comienzos del siglo XII, en Sahagún daba principio la octava jornada del Camino.

Calzada adelante, matorral, boscaje, la inmensidad ocre de la llanada otoñal y mar verde de los trigales en primavera. En la comba azul del cielo, los arpegios de la alondra, el ave amiga del caminante, y en la ermita solitaria, la maternal sonrisa de la Virgen de Perales, tan unida a la peregrinación jacobea.

Siguiendo el Camino Francés, o por la calzada romana, llega el peregrino a Mansilla de las Mulas, la villa amurallada y torreada, la de las siete iglesias, que quedan hoy reducidas a dos: la parroquial de Santa María y el santuario de la Virgen de Gracia.

El río Esla, primero y el Porma después, con sus famosos puentes y la bondad de sus aguas, acariciaban al peregrino. En el Alto del Portillo, a la vera del crucero santiaguista, contemplaba el caminante concheiro la ciudad de León, «real y curial, llena de toda clase de felicidades», al decir de Guía. La de las tres mitras, la del sepulcro de San Isidoro, la de la más bella de las catedrales góticas. Las letras de las canciones francesas de peregrinación nos aseguran que aquí entraban cantando los peregrinos y, embelesados, «hombres, mujeres y niños nos seguían por oír la melodía». Justina, la Pícara, afirmaba que «cantaban a bulto». Dos ríos de buenas aguas, el Torio y el Bernesga, para el aseo de cuerpo y ropa, buen pan y mejor vino, numerosos y excelentes hospitales, hacían las delicias de los concheiros.

En la novena jornada que, según el Calixtino, comenzaba en León y terminaba en Rabanal del Camino, iba recorriendo la Calzada villas y lugares, todas de una larga calle -la sarga- que alineaba, a ambos lados, el caserío. Una buena parte de estos poblados añadían a su nombre: «del Camino». En los altos de Trobajo, el santuario de Nª. Sª., también del Camino, porque a la vera de él se apareció. Después el Páramo, seco y solitario antaño, vergel de delicias ahora. Al final, el río Órbigo, el Puente y el Hospital. Célebre el primero por la batalla de suevos y visigodos, famosísimo el segundo por las justas de don Suero de Quiñones en el Año Santo de 1434, y perpetuado el tercero en el nombre del pueblo.

Ya a la vista de Astorga, el crucero que recuerda los pasos del obispo Santo Toribio. Pasado el río Tuerto, la Astúrica de Augusto, con sus murallas romanas, sus muchos y valiosos monumentos y sus veinticinco hospitales. El Camino enfila Maragatería arriba, dejando atrás pueblos, cada uno con su hospital y su historia de peregrinación. Ya bien alto, Rabanal del Camino, donde debemos mencionar el Roble del Peregrino, la ermita del Santo Cristo, la de San José y la parroquial, construcción de los Templarios.

En Rabanal recuerda la Guía del Calixtino que daba comienzo la décima jornada prolongándose hasta Villafranca del Bierzo. Trepa la Calzada a lo Alto del Monte Irago, donde, sobrepasado el pueblo solitario de Foncebadón y las ruinas de la alberguería del monje Gaucelmo, recibe al peregrino la Cruz de Ferro, humilde poste coronado por una cruz, testigo milenario del paso de los santiaguistas.

Monte abajo, la deslumbrante sima del Bierzo. Pueblos llenos de historia y tradición: Compludo y el recuerdo de S. Fructuoso, la Tebaida berciana y la Ferrería. Molinaseca, el santuario de las Angustias y el puente medieval. Ponferrada, la pons ferrata del obispo Osmundo, la basílica de la Encina, el castillo de los Templarios y el río Sil.

Prosiguiendo la décima jornada, nos salen al paso Cacabelos, donde al decir de algún cronista concheiro, era preciso cuidarse del vino «porque se corre como la cera de un cirio». El célebre Santuario de la Virgen de la Quinta Angustia, a la vera del río Cúa y, a seguida, por el Camino de la Virgen, nos introduce la Calzada en Villafranca. El primer saludo a la iglesia de Santiago, para seguir recorriendo templos, monasterios, conventos y monumentos villafranquinos: San Francisco, la Anunciada, convento de Jesuitas, la Colegiata, el castillo del Marqués, la Calle del Agua, sus palacios y sus casonas blasonadas.

En el encuentro de los ríos Burbia y Valcarce comienza la undécima jornada que señala el Calixtino: Villafranca-Triacastela. Por la cuenca del Valcarce, pisando valles de verdor aterciopelado, surcando simas y trepando por rampas inverosímiles, alcanzamos los poblados de La Faba y Laguna de Castilla, donde nos despide la provincia de León.

Más arriba, ya en tierras de Galicia, el mítico Cebrero -Monte Februario-, sus pallozas, su vetusta iglesia de Santa María, el Milagro del Sacramento y el recuerdo de los monjes de Aurillac. También aquí canta el peregrino. Cara a Compostela que se adivina en lontananza, escuchemos la marcha de los jacobitas: Herru Santiagu. Got Santiagu. Ultreya. Esuseya. Deus, adiuva nos.








Antonio Viñayo González
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Abel Pardo Fernández

pelegrines y cantares pola tierras de lleón

Nel Altu'l Carrascu, sobru la veiga'l Valderaduei, asomábase'l pelegrin xacobinu a las tierras de Lleón. Al llau del regatu, la primer ermita la Virxen Nª Sª de la Ponte, y el primer cantar. Al fondu, la población de Safagún conos sous monesterios, el númberu esceicional, y la calidá los sous templos, los gagüercos de reis y reinas, la cuba vinu más descomanada dende'l Cabu Norte al Finisterre. Que'l vinu ye l'aliendu'l pelegrín l'enancha'l coral y pon cantares nos sous llabios. La estrella fagundina del Camín ye la Virxe Pelegrina: Tota Pulchra es María. Nel rigu Cea y las choupeiras, salmos responsoriales polas ánimas de los guerreiros cristianos que, allá pol sieglu VIII, fonon abriendu la Ruta p'hacia'l sepulcru l'Apóstol. Sigún la primer Guía del códiz calistín, d'entamos del sieglu XII, en Safagún entamaba la ochava xornada del Camín.

Calzada alantre matorral, biesca, la inmensidá ocre la chanada la seronda y la mar verde los trigales pa primavera. Na comba azul del cielu, los arpexos l'alendina, lave amiga'l caminante, y na ermita solitaria, la maternal sorrisa la Virxe de Perales, tan unida a la pelegrinación xacobea.

Siguiendo'l camín francés, ou pola calzada romana, chegaba'l pelegrín a Mansiella las Mulas, la villa amurallada y torriada, la de las siete ilesias, que güei quedan reducidas a dúas: la parroquial de Santa María y el Santuariu la Virxe de Gracia.

El rigu Esla, primeiru, y el Porma, depués, conas súas famosas pontes y la bondá las súas auguas, acariñaban al pelegrín. Nel Altu'l Portiellu, xunta'l cruceiru sayagueiru, agüeyabal caminante concheiru la ciudá de Lleón, "real y curial, chena de toda triba de felicidaes", al dicir de la Guía. La de las tres mitras, la del sepulcru de San Isidoru, la de la más guapa de las catedrales góticas. Las lletras de los cantares franceses de pelegrinax afítannos qu'eiquí entraban cantandu los pelegrines y ablucaos , "homes, muyeres y neños siguíannos pa oyir la melodía". Justina, la Pícara, afirmaba que "cantaban a bultu". Dous rigos de bonas auguas, El Toril, y el Bernesga, pa llavar cuerpu y roupa, bon pan y meyor vinu, numberosos y escelentes hospitales, yeran prestosos pa los concheiros.

Na novena xornada que, sigún el "Calixtinus" , entamaba en Lleón y finaba en Rabanal del Camín, diba percorriendu la Calzada villas y llugares, todas d'una llarga cal -la sarga- qu'alliniaba a dambos llaos el caseríu. Una bona parte d'estos poblaos añedían al sou nome "del Camín". Nos altos de Trobayu, el santuariu de Nª Sra., tamién del Camín, porque al sou llau apaecéu. Depués el Páramu, ensuichu y solitariu dende cuantayá, verxel de delicias agora. A la fin, el rigu Órbigu, la Ponte y l'Hospital. Célebre'l primeiru pola batalla de suevos y visigodos, famosísimu'l segundu polas xustas de don Suero de Quiñones nel Añu Santu de 1434, y perpetuáu'l terceiru nel nome'l pueblu.

Yá a la vista d'Astorga , el cruceiru que remembra los pasos del Obispu Santu Toribiu. Pasáu el Rigu Tuertu, l'Astúrica d'Augustu, conas súas murallas romanas, los sous munchos y desemeyaos monumentos y los sous venticincu hospitales. El Camín enfila Maragatería p'hacia arriba, dexandu p'hacia atrás pueblos, caún col sou hospital y la súa hestoria de pelegrinax. Yá bien altu, Rabanal del Camín, u tenemos d'amentar el carbayu'l pelegrín, la ermita'l Santu Cristu, la de San Xosé y la parroquial, construición de los templarios.

En Rabanal recuerda la Guía'l Calistinu qu'entamaba la décima xornada enllargánduse dica Villafranca'l Bierzu. Esguila la Calzada a lu altu'l Monte Iragu, u, perpasandu'l pueblu solitariu de Foncebadón y las ruinas de l'alberguería'l monxe Gaucelmu, recibe al peregrín la Cruz de Fierru, humilde poste coronáu por una cruz, testigu milenariu del pasu los santiagueiros.

Monte abaxu, l'allumante sima d'El Bierzu. Pueblos chenos d'hestoria y tradición: Compludu y el recuerdu de San Fructuosu, la Tebaida berciana y la Ferrería. Molinaseca, el santuariu las Angustias y la ponte medieval. Ponferrada, la pons ferrata del obispu Osmundu, la basílica La Encina, el castiellu los templarios y el rigu Sil.

Prosiguiendu la décima xornada, sálennos al pasu Cacabiellos, u al dicir de dalgún cronista concheiru, yera precisu cuidase del vinu "porque se cuerre comu la cera d'un ciriu". El céllebre Santuariu la Virxe la Quinta Angustia, al llau del rigu Cúa y, de siguíu, pol Camín de la Virxe, introdúcennos la Calzada en Villafranca. El primer saludu a la ilesia de Sayagu, pa siguir percorriendu templos, monesterios, conventos y monumentos villafranquinos: San Franciscu, l'Anunciada, conventu Xesuítas, la Colexata, el castiellu'l Marqués, la Cal del Augua, los sous palacios y las súas casonas blasonadas.

L'alcuentru los rigos Burbia y Valcarce entaman la undécima xornada que siñala'l Calistinu: Villafranca-Triascastela. Pola conca'l Valcarce triandu valles de verdor aterciopeláu, sucandu simas y esguilandu por rampas increyibles, algamamos los poblaos de La Faba y Llaguna, u despídenos la provincia de Lleón.

Más p'arriba, yá en tierras de Galicia, el míticu Cebreiru -Monte Februariu- las súas pallozas, la súa vieya ilesia de Santa María, el Milagru'l Sacramentu y el recuerdu los monxes d'Aurillac. Tamién eiquí canta'l pelegrín. Cara a Compostela aldovínase non llonxanu, escuchemos la marcha los xacobitas: Herru. Got Santiagu. Ultreya; Esuseya Deus, adiuva nos.













Samuel Rubio Álvarez


himnología compostelana en el alto y bajo medievo

El peregrinaje a Santiago de Compostela alcanza su apogeo cuando los peregrinos traspasan el Pórtico de la Gloria, en cuyos arcos se halla esculpida la gran pléyade de tañedores y tocadores de instrumentos, todos ellos reunidos en una sinfonía de bienvenida dispuesta a recibir con música al que llega.

Podríamos afirmar que ya en el siglo XX comienza a unirse Europa gracias al «Camino de Santiago», por donde todo peregrino rinde homenaje al Apóstol Santiago, una vez que en el siglo IX se descubre su sepulcro. De esta manera, y cual estrella por guía, recorre la rúa compostelana lo más representativo de la cristiandad.

Pero nada mejor que el Liber Sancti Jacobi (Codex Calixtinus) puede describir tan minunciosamente el concurso de todos los pueblos cuando dice: "Allí van de todos los climas del mundo, nacionales y extranjeros: francos, normandos, escoceses, irlandeses, los del país Galés, teutones, iberos, gascones, navarros, vascos, godos, provenzales, anglos, bretones, aquitanos, griegos, armenios, noruegos, rusos, georgianos, romanos, gálatas, toscanos, sajones, sicilianos, asiáticos, indianos, cretenses, antioquenos, chipriotas, húngaros, búlgaros, moros, etíopes, corintios y otras innumerables gentes de todas las lenguas, tribus y naciones, que van por compañías y falanges, y con acciones de gracias presentan al Señor sus votos, recibiendo el premio de sus alabanzas".

Este «Liber Sancti Jacobi», llamado también «Códex Calixtinus», se ha convertido, gracias a su contenido, en piedra angular y punto de encuentro obligado y referente esencial para los buscadores de raíces cultuales y culturales. Como atribuye al Papa Calixto II (fallecido en 1124) la autoría de los Oficios y de las Misas de la festividad del Apóstol Santiago, el manuscrito lleva por nombre Codex Calixtinus. No sabemos hasta qué punto tuvo que ver Calixto con la creación de estos cultos, porque no parece probable que compilase todos los textos. Podría tratarse de un reconocimento al Papa, por elevar a Compostela al rango de sede arzobispal en 1120.

Sea lo que sea, lo cierto es que el repertorio del Codex Calixtinus posee un enorme interés histórico y también musical. Sus piezas polifónicas están compuestas y agrupadas para ser cantadas en la liturgia del Apóstol, aunque en el manuscrito no se diga expresamente el lugar que han de ocupar.

El Codex contiene varios tipos de composiciones, además del himno «Dum Pater familias», canción que durante siglos se entonó por las rutas internacionales, para rendir viaje ante el Sepulcro; aparecen Responsorios, Antífonas... en canto gregoriano y notación diastemática. Este primer grupo se completa con una serie de composiciones, alguna de las cuales se presenta con una voz añadida. El segundo bloque lo constituyen piezas originariamente polifónicas, entre las que destaca su composición más famosa: «Congaudeant catholici» (Que se alegren todos los católicos), primera obra a tres voces documentada en la historia de la música. A este respecto cabe recordar «Cuando salimos de Francia» también llamada «Gran canción de Peregrinos», auténtico testigo del recorrido del Camino hasta Santiago de Compostela. Así reza a su paso por León:

«..................................................»
Cuando estuvimos en la ciudad de León,
cantamos todos juntamente esta canción,
Salían las damas de casa en abundancia,
A oír cantar a los peregrinos,
A los hijos de la Francia.

No es cuestión de hacer aquí un análisis del Codex desde el punto de vista histórico, cultural o musical, pues no es el momento, pero sí viene al caso una reflexión sincera: un documento como el Codex Calixtinus, testigo fiel y duradero de miles y miles de peregrinos cantando sus melodías es un tesoro «escondido», pero que irradia permanentemente luz al peregrino. Es fuerza viva que nos anima a seguir el ejemplo de nuestros antepasados que nos legaron su germen cultural. Ojalá que nosotros, los que vivimos este último año Jacobeo del siglo XX y último del segundo milenio, no pongamos trabas en el camino y colaboremos con nuestra fe y nuestro esfuerzo al enriquecimiento de la cultura universal.

Este es el homenaje humilde pero sincero que las «Aulas Corales Municipales» quieren hacer a la fe y la cultura, no sólo a través de unas melodías entresacadas precisamente del Codex Calixtinus, sino también de otras fuentes no menos importantes, que también han contribuido, a través de los peregrinos, a dejarnos su legado cultural de primer orden. Y todo esto en el año Jacobeo 1999 ante el umbral del siglo XXI y del tercer milenio.








Samuel Rubio Álvarez
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Abel Pardo Fernández

himnoloxía compostelana nel altu y baxu medievu


El pelegrinax a Sayagu de Compostela algama'l sou finxu cuandu los pelegrines trespasan el Pórticu La Gloria. Nos sous arcos alcuéntrase esculpida la gran pléyade de tañedores y toucadores d'instrumentos, toos ellos aconceyaos nuna sinfonía de bienvenida dimpuesta a recibir con música al qu'arriba.

Podríamos dexar afitáu que yá nel sieglu XX entama a xuntase Europa gracias al "Camín de Sayagu", por u tou pelegrín fai homenax al Apóstol Sayagu, una vuelta que nel sieglu IX descúbrese'l sou sepulcru. D'esti xeitu, y cual estrella por guía, percuerre la rúa compostelana lu más granible de la cristiandá.

Peru nada meyor que'l Liber Sancti Jacobi (Codex Calixtinus) puede describir tan minuciosamente 'l concursu de tolos pueblos cuandu diz: -Eillí van de tolos climas del mundu, nacionales y estranxeiros: francos, normandos, escoceses, irlandeses, los del País de Gales, teutones, iberos, gascones, navarros, bascos, godos, provenzales, anglos, bretones, aquitanos, griegos, armenios, noruegos, rusos, xorxianos, romanos, gálatas, toscanos, saxones, sicilianos, asiáticos, indianos, cretenses, antioquianos, chipriotas, húngaros, búlgaros, mouros, etíopes, corintios, y outras innumberables xentes de tolas llinguas, tribus y naciones, que van por compañías y falanxes, y con aiciones de gracias presentaban al Señor los sous votos, recibiendu'l premiu las súas alabanzas.

Esti "Liber Sancti Jacobi", chamáu tamién "Codex Calixtinus", convertíuse tamién, gracias al sou conteníu, en piedra esquinal y puntu d'alcuentru obligáu y referente esencial pa los guetadores de raigaños cultales y culturales. Comu atribuye al Papa Calistu II (fallecíu en 1124) l'autoría de los Oficios y de las Misas de la festividá l'Apóstol Sayagu, el manuscritu lleva por nome: "Codex Calixtinus". Nun sabemos hasta qué puntu tuvu que ver Calistu cona creyación d'estos cultos, porque nun paez probable qu'atropase tolos testos. Podría tratase duna reconocencia al Papa, por ellevar a Compostela al rangu de sede arzobispal en 1120.

Seya lu que seya, lu ciertu ye que'l repertoriu del "Codex Calixtinus" tien un enorme interés hestóricu y tamién musical. Las súas piezas polifónicas tan iguadas y ensamadas pa ser cantadas na lliturxa l'Apóstol, anque nel manuscritu nun se diga espresamente'l sitiu u tienen de tar.

El Codex contién dellos xeitos de composiciones, amás del himnu "Dum Pater familias", cantar que durante sieglos entonóuse polas rutas internacionales pa rindir viax ante'l sepulcru, apaecen Responsorios, antifonías... en cantu gregorián y notación diastemática. Esti primer grupu complétase con una riestra de composiciones, dalgunas de las cualas preséntase con una voz añedida. El segundu bloque constitúyenlu piezas orixinalmente polifónicas, ente las que destaca la súa composición más famosa, "Congaudeant catholici", (Que s'allegren los católicos), primer obra a tres voces documentada na hestoria la música. Al respeutive d'estu cabe llembrar "Cuando salimos de Francia" tamién chamada "Gran cantar de pelegrines", auténticu testigu del percorríu'l Camín dica Sayagu de Compostela. Asina reza'l sou pasu por Lleón:

"..................................."
Cuandu tuvimos na ciudá de Lleón,
Cantemos toos xuntamente esti cantar,
Salían asgaya las damas de casa
Pa oyir cantar los pelegrines,
A los fiyos de la Francia.

Nun ye custión de facer eiquí un analís del Codex dende'l puntu vista hestóricu, cultural ou musical, pues nun ye'l tiempu, peru sí vien al casu una reflesión sincera: un documentu comu'l "Codex Calixtinus", testigu fiel y duradeiru de miles y miles de pelegrines cantandu las súas melodías ye una ayalga "escondida" peru qu'irradia permanentemente lluz al pelegrín. Esta fuercia viva que nos anima a siguir l'exemplu los nuesos antepasaos que nos lleganon'l sou xermen cultural. A ver si nós, los que vivimos nesti cabeiru añu Xacobéu del sieglu XX y cabeiru del segundu mileniu, nun ponemos torgas nel camín y collaboramos cona nuesa fede y el nuesu esfuerciu al enriquecimientu la cultura universal.

Esti ye l'homenax humilde peru sinceiru que las "Aulas Corales Municipales" quieren facer a la fede y la cultura, non sólu al traviés d'unas melodías entesacadas precisamente del Codex Calixtinus, sinón tamién d'outras fontes non menos importantes, que tamién contribuyeran, al traviés de los pelegrines, a dexanos el sou llegáu cultural de primer orde. Y tou estu nel añu Xacobéu 1999 ante l'umbral del sieglu XXI y del tercer mileniu.